A consecuencia de este verano extremadamente caluroso, hay lugares de Sudamérica donde el dengue se esta convirtiendo en un preocupante problema para los estados. Tal es el caso de la frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, donde el mosquito Aedes Aegypti avanza incontenible, por el aumento de temperatura.
Este año Brasil podría superar los mil muertos, algo que no pasaba desde los años 80, cuando la enfermedad “reapareció” y empezó a ser más frecuente. Fiebre repentina, dolores musculares en las articulaciones y manchas por el cuerpo son los síntomas más comunes para una enfermedad que aún no tiene tratamiento y que en sus variantes más graves, como el dengue hemorrágico, puede provocar la muerte.
Las autoridades están improvisando a toda prisa centros de atención y campañas de concientización para que la población no deje agua estancada en patios y jardines que faciliten la reproducción de los mosquitos. El calor aumenta y la tendencia es a empeorar.
El Aedes aegypti, además de dengue también transmite zika y chikungunya. Un aumento repentino de la deforestación que provoque un cambio en el microclima de un valle, o el eterno problema del agua residual no tratada y que corre a cielo abierto por los barrios más pobres, también son factores determinantes.
También se busca concientizar a las personas que van a los cementerios, para que utilicen arena húmeda en vez de agua en sus floreros y así evitar la proliferación del mosquito en esas aguas estancadas.
Para prevenir el dengue, se deben eliminar objetos como botellas, llantas, depósitos y recipientes en desuso, que pueden albergar las larvas del zancudo que luego será el transmisor del dengue.
