Ya pasaron 3 años desde el trágico 15 de enero del 2022, cuando frente a las costas de Ventanilla, se produjo un derrame de petróleo y según un informe reciente, el crudo aún persiste en el mar y la costa de la región, en un 60 %, equivalente a 7 mil 200 barriles, dañando el ecosistema y afectando la biodiversidad de las comunidades costeras. El desastre ha sido considerado como uno de los peores de la historia ambiental del país, por la alta toxicidad del crudo, con alto contenido de metales pesados como Cadmio y Plomo.
18 propuestas de la empresa Repsol fueron desestimadas por el Ministerio de Energía y Minas (Minem), por contener información incompleta, insuficiente o errónea, además de carecer de estrategias adecuadas para la recuperación de los ecosistemas afectados, porque en el fondo, el plan de Repsol continúa siendo: NO HACER NADA.
El informe de CooperAcción detalla que los planes de Repsol no solo han sido técnicamente deficientes, sino que también han omitido riesgos significativos para la salud humana y los ecosistemas marinos. Entre las principales fallas señaladas, se encuentra la realización de muestreos bióticos y abióticos en una sola temporada, cuando la normativa exige al menos dos, y la exclusión de zonas, bajo el argumento de ser “inaccesibles”.
Estas afirmaciones fueron refutadas por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), que logró realizar muestreos en dichas áreas. La estrategia de la empresa para abordar el desastre se basa en esperar que el petróleo restante se depure de manera natural, sin presentar evidencia técnica que respalde esta estimación.
Según organismos como el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), este proceso podría tardar entre 5 y 23 años, o incluso más para ciertas especies.
Ana Leyva, abogada de CooperAcción y coautora del informe, subrayó la urgencia de completar la limpieza para evitar que el petróleo siga afectando el medio ambiente. “La vida marina ha quedado muy golpeada y va a tener un proceso lento de recuperación si no hay acción humana. Hay muchas formas para ayudar al mar a recuperarse, Repsol lo sabe y debería utilizarlas”, afirmó.
Por su parte, Diana Papoulias, bióloga marina y toxicóloga internacional, destacó que a tres años del derrame se observa una reducción significativa en la abundancia y diversidad de varias especies en las zonas impactadas. La especialista sugirió que la empresa debería implementar una “restauración compensatoria”, enfocada en reducir los factores de estrés ambiental que dificultan la recuperación del ecosistema.
El derrame de petróleo frente a las costas de Perú ha sido catalogado como uno de los peores desastres ambientales en la historia del país. El 60% del crudo derramado sigue en el mar, afectando tanto a la biodiversidad como a las comunidades locales. Ha dejado una huella profunda en el medio ambiente y en las comunidades que dependen del mar para su sustento. La falta de acciones concretas por parte de la empresa y la persistencia de la contaminación plantean serios desafíos para la recuperación del ecosistema y la justicia para las poblaciones y familias afectadas.
