Hace 141 años, alrededor de las 10 de la mañana, iniciado ya el combate de Angamos, un disparo del Cochrane impactó en la torre de mando del legendario Monitor Huáscar. Su mítico comandante, el piurano don Miguel Grau Seminario, voló a la inmortalidad.
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La superioridad chilena era tan abrumadora que el solo hecho de enfrentarlos significaba un suicidio. No solo eran superiores en número, también lo eran en tecnología, contando con lo último en navíos de guerra y armamento proveniente del Reino Unido.
La flota chilena estaba conformada por la corbeta O’Higgins, la goleta Covadonga, El Vapor Loa y el abastecedor de carbón Matías Cousiño que estaban liderados por las poderosas fragatas Cochrane y Blanco Encalada.
Solo la inmensa fortaleza y el espíritu de sacrificio de don Miguel Grau, a bordo de su monitor, serían capaces de hacer frente a la superior escuadra chilena, sucumbiendo heroicamente en el cumplimiento de su misión.
La muerte de Grau fue lamentada no solo por los peruanos sino por los miembros de la armada chilena. El comandante de la fragata blindada Blanco Encalada, José Galvarino Riveros Cárdenas, en un parte dirigido al comandante general de la escuadra chilena, escribió:
“La muerte del contraalmirante peruano, don Miguel Grau Seminario, ha sido, señor comandante general, muy sentida en esta Escuadra, cuyos jefes y oficiales hacían amplia justicia al patriotismo y al valor de aquel notable marino”.
Calificado por sus enemigos como “El Caballero de los Mares”. El marino más querido e ilustre de nuestra historia, don Miguel Grau Seminario brilla en el recuerdo de todos los peruanos.
