Siempre una crisis nos pone frente a diferentes retos, la pandemia del Covid-19, no es una crisis cualquiera, no solo por no tener cura, ni por su rápida expansión vía contagio, ni por los estragos a nuestra economía familiar o de país, ni por su alcance global, ni por su nivel de mortandad, sino que sumado a todo lo anterior, afecta nuestros miedos más recónditos, aquel de perder a un ser querido, de no poder mantener a nuestras familias, de no tener que comer, incluso el de perder la vida; por eso lo primero que necesitamos (no lo único), es llenarnos de tranquilidad y paciencia, para desde allí, potenciar nuestros espíritus de naturaleza emprendedora.
Según la mayoría de expertos, tendremos que convivir los siguientes dos años en esta situación, con altas y bajas, pero sin la normalidad que acostumbrábamos, no olvidemos sin embargo, que todo es oportunidad, mi amigo Ricardo Pérez Luyo, columnista de RPP, menciona en su artículo reciente “…¿de qué depende la recuperación de la economía peruana? Las proyecciones estarán sujetas a un conjunto de escenarios que dependerán de la eficacia y eficiencia conjunta en la formulación e implementación tanto de la política sanitaria (“aplanar la curva” e infraestructura hospitalaria suficiente) como de la política económica (fiscal, monetaria y “la activa”)…”, para nuestra región, esto significa una estupenda oportunidad de crecimiento y desarrollo, explicaremos porqué.
La región Lima, geográficamente hablando, envuelve casi completamente a Lima metropolitana, la capital del Perú y la ciudad donde se concentra el mayor poder político y económico de todo el país, la más poblada con casi diez millones de habitantes, aproximadamente diez veces más que en nuestra región; sin embargo ocupa un territorio cuya superficie es diez veces menos, lo que potencia la solución para muchos temas, como los de vivienda, turismo corto, inversiones y … salud, si bien es cierto a la fecha tenemos innumerables problemas con el sistema sanitario en nuestra región y en el país, colapsados por la ola de infectados con el virus chino, con enorme atraso tecnológico y de infraestructura, con profesionales de la salud mal remunerados y casi dejados a su suerte, a quienes no se les cobertura ni siquiera con los EPP necesarios, existe por fin una conciencia colectiva que el sistema de salud es lo que mejor debe funcionar en una sociedad, siempre se ha sabido, nunca se ha actuado en correspondencia; el Covid-19 tiene una mortandad cercana al 6%, pero asintomáticos al 80%, imagínense lo terrorífico que hubiera sido, si la mortandad fuera del 30%, con sintomáticos al 70%, ya pasó antes con la peste negra en el siglo XIV, con la viruela en el siglo XVI, sería un horripilante escenario que debemos prevenir para el futuro, el único modo es realizando las inversiones en salud que nos permita enfrentar con cierto éxito inicial otro ataque pandémico de naturaleza devastadora, donde se requiera de enormes espacios para atender a pacientes con calidad y seguridad, con las redes de salud integradas completamente, el aislamiento físico preventivo será una norma permanente, allí tenemos en la región Lima una excelente ocasión por nuestra estupenda ubicación geopolítica…que no sean nuestros gobernantes quienes desperdicien está oportunidad.
