En las relaciones entre dos personas nunca está de más volver a subrayar que la perfección no es sino una fantasía, una vida falsa. Sin embargo, existen parejas que no creen en el clásico final de Hollywood y que permanecen juntas sorteando los obstáculos de la vida.
Esos conflictos que generan dudas entre mujeres y hombres y que podrían llegar a un triste desenlace si no se saben enfrentar.
1. SE SABEN ESCUCHAR:
Una discusión puede ser la peor de las guerras porque se empieza a disparar a matar con argumentos que defienden el propio orgullo antes que la relación. Eso solo alimenta la falta de comunicación y lo único que genera es que las dos personas hablen y hablen sin llegar a entenderse. Pero recordemos que en el fondo todo buscamos que nos escuchen.
2. SABEN EXPLICAR SUS SENTIMIENTOS:
No empiezan con frases posesivas para explicar lo que les sucede. Dejan de decir “Me están enfadando” por un “Lo que me enfada es que…”. De esta manera se ayudan a sentirse menos a la defensiva y más dispuesto a escuchar.
3. SE ESTABLECEN REGLAS BÁSICAS.
Entienden cómo es la manera de discutir de la pareja. Por ello, por ejemplo, muestran su necesidad de salir a caminar si es que lo necesitan. Al final de todo, es mucho mejor que la pareja sepa en qué momento dar un respiro para evitar sulfuraciones.
4. PIENSAN MÁS ALLÁ DE LA DISCUSIÓN:
Las parejas que piensan que cada discusión es una invitación a terminar la relación no se dan cuenta de que las discusiones son únicamente momentos difíciles. Por eso si las dos personas son realmente conscientes de lo que tienen en común, de lo que han sembrado en común, dejan atrás esas ideas fatalistas que evidencian miedo a enfrentarlas.
5. PRIORIZAN SOLUCIONAR LA SITUACIÓN:
No importa mucho si es una o más de una veces en la que se discute. Importa, y mucho, la manera en qué encuentran las soluciones (hablando, estando un rato a solas, teniendo relaciones sexuales, etc.) No hay método preciso, pero es más importante que los dos dejen de estar resentidos y solucionar la dificultad juntos.
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