El reciente hallazgo de una cruz andina o “Chacana”, completa y en perfecto estado de conservación, en el interior de los restos de una pirámide que forma parte del sitio arqueológico Miraflores, ubicado en el valle de Huaral, al norte de la ciudad de Lima, revelaría que hubo una ocupación aimara hace 3,000 o 4,000 años en la costa central del Perú y que luego dicha población migró hacia el altiplano para asentarse permanentemente en lo que hoy es el departamento de Puno y el vecino país de Bolivia.
Así lo sostuvo el arqueólogo Pieter Van Dalen Luna, quien lidera el equipo de investigadores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que descubrió y viene realizando excavaciones en este recinto en el que destaca un templo en forma de la letra “U”, propia de las construcciones ceremoniales del periodo Formativo (3,000 a 3,500 a.C.) en el antiguo Perú.
“Siempre la Chacana o cruz andina ha sido relacionada con las poblaciones aimaras y es un símbolo propio de ellas, pero la presencia de una Chacana representada en un centro ceremonial del periodo Formativo, aquí en la costa de Lima, nos hace replantear todo eso, porque la más antigua conocida correspondía a la cultura Tiahuanaco (1,500-1187 a.C.)”, manifestó en entrevista con la Agencia de Noticias Andina, durante una visita al mencionado sitio arqueológico.
Añadió que, sin embargo, encontrarla la cruz andina en periodos más tempranos en el valle de Huaral indica la importancia que tuvo, pero también lleva a plantear otras hipótesis cómo quiénes poblaron este valle hace 3,000 o 4,000 años. “Podría tratarse de poblaciones aimaras, es posible, y que luego migraron hacia el altiplano y se asentaron en lo que hoy es Puno y Bolivia”, afirmó.
Quehaceres y religiosidad
Van Dalen Luna refirió que la población local que vivía hace más de 3,000 años en los alrededores del templo ceremonial se dedicaba a la agricultura, la pesca y a otras actividades menores, como sugieren los restos de vegetales, peces, moluscos y huesos de animales que eran parte de la dieta, así como fragmentos cerámica del periodo inicial encontrados en las excavaciones. Aún no se ha descubierto osamentas humanas, precisó.
Remarcó que la religiosidad era un aspecto muy importante para la población local, como ocurría en todas las sociedades andinas. “Tan es así que en ciertas épocas del año venían a este templo, que estaba ocupado por los sacerdotes, para realizar una serie de ceremonias, rituales y banquetes en honor a sus dioses.
Sitio arqueológico Miraflores
El sitio arqueológico debe su nombre a que se encuentra dentro del centro poblado Miraflores, que pertenece al distrito de Aucallama, en la provincia de Huaral del departamento de Lima. Se ubica exactamente en la margen izquierda del valle bajo del río Chancay, a un kilómetro y medio de distancia de dicho río y junto a la carretera que va hacia el centro poblado de Miraflores. Desde la ciudad de Huaral se encuentra a 15 minutos en automóvil.
La distancia del sitio arqueológico al centro poblado de Miraflores es de aproximadamente 2 kilómetros, lo que ha permitido que el lugar se mantenga con buen estado de conservación, con el apoyo de la propia población, destacó.
“Estamos trabajando en este lugar desde finales del 2022 y las excavaciones empezaron en enero de este año. Se trata de un sitio conformado por un montículo central elevado a gran altura y dos montículos laterales extendidos o alargados que, en su conjunto, adoptan la forma de una ‘U’ y que albergan a una plaza central que es el patrón típico de los llamados ‘Templos en U’ de la Costa Central peruana”, comentó Van Dalen Luna.
Ocupación posterior
El arqueólogo precisó que el sitio de Miraflores tuvo ocupaciones posteriores en periodos prehispánicos tardíos, como la protagonizada por la cultura Chancay (1,200 y 1,470 d. C.). En ese sentido, dijo que, conforme avancen las excavaciones, se tendrá material que permita establecer las secuencias culturales y otros aspectos relevantes.
Hallazgo y significado de la Chacana
Van Dalen Luna comentó que durante la excavación en el lado posterior de la pirámide se identificó unos muros de un 1.60 centímetros de ancho, edificados a base de piedras y adobes. Y en el paramento o frontis exterior se encontró la representación gráfica de una Chacana o cruz andina.
“Estamos ante un friso de 10 centímetros de grosor elaborado íntegramente con barro que presenta esta figura que es la representación religiosa más característica de la civilización andina”, remarcó.
Indicó que la cruz andina o Chacana se halla orientada hacia el mar o en dirección oeste y forma parte de la cosmovisión y religiosidad basada en el culto al agua. “Revela el culto al mar y a su encuentro o tinkuy con las aguas del río Chancay, que nace en las alturas de la cordillera de los Andes, hacia donde está orientado el templo”, dijo.
Abandono del templo
Aunque no se sabe con exactitud cuándo se produjo el abandono poblacional del templo ceremonial y de las zonas aledañas, Van Dalen esgrime que, en algún momento, debido a cambios climáticos, el fenómeno El Niño o algunos conflictos sociales, la población “abandonó a sus dioses”.
Explicó que el proceso de abandono del sitio se dio con la cubierta del templo con diversas capas de piedras, con el objetivo de “enterrar a sus dioses”.
“La fama de estos dioses que eran adorados aquí persistió en el tiempo hasta periodos muy tardíos”, agregó.
Al referirse al cambio climático como propiciador del abandono del sitio Miraflores, Van Dalen asevera que “hay evidencias arqueológicas de la presencia de grandes episodios del fenómeno El Niño o mega Niños a través del tiempo, que propiciaron fuertes lluvias e inundaciones que destruyeron las cosechas y con ello los medios de subsistencia de la población”.
“Esta situación catastrófica está vinculada con las peticiones a los dioses, a quienes se pedía que calmen la furia de la naturaleza y los efectos climáticos. Al no poder dar respuesta a estos problemas, los dioses son abandonados por la población que llega a desconfiar de su poder y por ello abandonan el templo y lo cubren”, puntualizó.
Pendiente la protección del sitio
Aunque se estima en 70 hectáreas, Pieter Van Dalen señaló que las dimensiones exactas del sitio arqueológico Miraflores todavía no han podido determinarse porque falta que el Ministerio de Cultura determine la protección del lugar. “Una vez que ello ocurra se podrá conocer las dimensiones exactas”, anotó.
Primera fase por culminar
Van Dalen Luna dijo que las excavaciones y otros trabajos de campo están por culminar en esta primera etapa de investigación. “La próxima semana estamos culminando los trabajos y estaremos atentos para continuar con las excavaciones en los siguientes meses y ver qué podemos descubrir”, expresó.
A continuación, se desarrollará el análisis de la información recogida en estos cinco meses de exploración y de los objetos encontrados, agregó.
El Peruano