En el año 2005, las páginas policiales de los diarios giraron en torno al caso de Claudina Herrera, una peruana que fue víctima de uno de los crímenes más atroces registrados en el Perú.
La joven de 18 años estaba embarazada de su primer bebé y cuando se encontraba en el octavo mes de gestación se cruzó con quien sería su verduga: una mujer que, aprovechando los deseos de la futura madre por conocer a su hijita, le ofreció una ecografía 3D totalmente gratis.
Lamentablemente, debido a su inocencia e impaciencia por ver el rostro de su bebé, Claudina aceptó. En ese momento la mujer la lleva hasta un vehículo para alejarla de Villa María del Triunfo, distrito donde vivía.
Durante el trayecto la madre fue golpeada en la cabeza quedando inconsciente. El auto se trasladó a una sala de partos clandestina donde fue inducida a parir, logrando arrebatarle a su primogénita.
REPORTAN SU DESAPARICIÓN
Los padres de Claudina reportaron su desaparición el 19 de octubre del 2005 asegurando que no se trataba de algo ideado por su hija, quien a su corta edad había asumido su responsabilidad y decidido tener a su bebé.
La esperanza de la familia de encontrarla con vida acabó un día después, el 20 de octubre se le informó del hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer con las mismas características que la joven madre. El cadáver fue encontrado a un lado de la Panamericana Sur envuelto en una frazada y con claros signos de haber pasado por una cesárea antes de perder la vida.
Miguel Herrera, padre de la víctima, declaró que el médico forense le informó que el móvil del asesinato era extraer el bebé del vientre de su madre.
¿CUÁL ERA EL FIN?
Se conoció que la mujer de nombre Isabel Palacios fue hasta un Hospital de la Solidaridad con la intención de registrar a la recién nacida. Para que creyeran que acababa de tener una labor de parto, empapó sus prendas con líquido amniótico y sangre de Claudina.
Luego fue trasladada a la Maternidad de Lima donde la hospitalizan e ingresan a la pequeña a la unidad de cuidados intensivos neonatal para ser evaluada, mientras que a Palacios la revisaban los médicos legistas, quienes determinaron que la mujer no había dado a luz como aseguraba.
IDENTIFICACIÓN
Varias gestantes declararon ante las autoridades que habían visto a una mujer que ofrecía ecografías gratis. Gracias a la descripción de las mujeres se logró hacer un identifac con el que lograron dar con sus datos: se trataba de Isabel Palacios.
VOLVIÓ CON SU FAMILIA
A cuatro días de la desaparición y asesinato de su madre, la menor fue devuelta a su familia original. Sin embargo, el padre de la bebé, Paulo Castillo Villavicencio, también pediría la custodia y luego de una batalla legal, Miguel Herrera se quedó con la tutela de su nieta.
Con el crimen se descubrió a una banda dedicada al tráfico de bebés. Junto a Isabel Palacios fue investigada Diana Rivas, una obstetra que habría firmado el certificado del ‘Nacido Vivo’. También estaban involucrados: un médico, un hombre que se hizo pasar como padre de la menor y a un taxista.
Un nuevo inicio
Fabiana Antonella es el nombre que Claudina Herrera le puso a su hija antes de ser asesinada. Los padres de la joven levantaron la Defensoría de la Madre Gestante y del Nonato, donde se ayuda a mujeres abandonadas y decorado con fotos de madre e hija.