En la soledad y abandono en que vive desde hace varios años, dentro de una minúscula carpa levantada por ella misma, formada por 2 palos y unos estropajos, una señora indigente hace frente a la pandemia que ha puesto a buen recaudo a toda la población de Huaral.
Debe ser el bajo nivel de contaminación del coronavirus en nuestra ciudad o la impresionante capacidad inmunológica que ha logrado a lo largo de su vida menesterosa, los que hacen que esta mujer continúe con su vida de siempre, en el parque San Juan.
Al parecer la pérdida de un hijo la llevó a ese estado de desquiciamiento, pues siempre lleva una manta apachicando algo. Nadie le conoce familia alguna y por lo general vive de la caridad de algunos vecinos. Alguna institución debería prestarle ayuda en las actuales circunstancias.