A casi 40 años luz de la Tierra, en la constelación de Acuario, hay una estrella enana del tamaño de Júpiter alrededor del cual gira el último gran descubrimiento anunciado por la NASA: siete planetas similares al nuestro.
Ese es el vecindario de TRAPPIST-1, el cuerpo celeste pequeño y tenue que, según estándares astronómicos, está a un paso nada más, pero que en realidad se encuentra a 200 años en el transporte más veloz que alguna vez se ha imaginado el hombre.
«El descubrimiento nos da una pista de que hallar una segunda Tierra no es un tema de si ocurrirá, sino de cuándo», dijo el científico jefe de la NASA Thomas Zurbuchen el miércoles en una conferencia de prensa, celebrando así el hallazgo publicado en la edición de esta semana de la revista Nature.
TRAPPIST-1 es una estrella tan pequeña y fría que la el sistema que preside es muy compacto. Tiene siete planetas de los cuales tres se encuentran en la denominada zona habitable, que no es otra que el lugar en que un cuerpo celeste puede tener agua. De hecho, el anuncio hecho por la NASA vino con esta frase del investigador principal Michael Gillon, de la Universidad de Lieja en Bélgica. «Podrían tener algo de agua líquida y tal vez vida».
Los planetas que orbitan TRAPPIST-1 son parte de los más de 3.500 planetas descubiertos más allá del planeta solar, llamados también exoplanetas, y la investigación será clave para dar un nuevo impulso a los estudios para buscar vida más allá del sistema solar.