No sabemos cuáles son las razones que inducen a esta actitud, de un gran sector de la población, pero es real que la reflexión y la identificación con la pasión y muerte de Jesucristo en la Cruz ya no es de mucho interés para ciertas personas, para las que estos días de guardar sólo sirven para el ocio, la diversión y el desenfreno.
Se proveen de equipos de campamento y de grandes cantidades de bebidas alcohólicas y parten hacia las playas sin ninguna intención turística ni reflexiva, menos aún con intenciones de cohesión familiar. Hay que pasarla bien y punto. Lo demás es lo de menos.
No podemos esperar mucho de Dios, cuando somos tan ingratos e indiferentes con él, sobre todo cuando lo necesitamos en los momentos de desgracia, que es cuando exigimos su inmediata presencia.
La mojigatería no es nuestra intención, pero hay en esta situación múltiples cuestionamientos. Como por ejemplo: La intención turística de los feriados largos se hace pensando en quienes y el jugoso mercantilismo que se da en estas fechas a quienes favorece. Se contribuye al desarrollo económico de personas que finalmente poco o ningún compromiso tienen con el proyecto de inclusión social del gobierno.