A un año de la muerte del Dr. Hidalgo Atoche es necesario reflexionar sobre el escenario en el cual se produjo su deceso:
Durante el proceso de elección y transición del gobierno del Sr. Alvarado, se nombraron nuevas autoridades en medio de una extraña movilización social, que alió al sindicato y cuerpo médico del Hospital de Chancay con ciudadanos militantes de un partido en particular, empoderados por la obtención de beneficios particulares y no en el desarrollo de su institución.
En este período se vertieron una serie de calificativos verbales y escritas durante plantones, supuestas denuncias por corrupción esparcidas en espacios laborales y medios de comunicación que mermaron la reputación del dos veces DirectorDr.Atoche, que durante 10 años trabajo para impulsar el crecimiento del Hospital de Chancay, beneficiando únicamente a los pobladores de la toda la provincia.
Creemos que el desconocimiento e ignorancia sobre el manejo del sector público llevo a estas personas a realizar las acciones que tristemente recordamos y que con llevo a la muerte del Dr. Atoche. La gestión pública exige sacrificio y un alto grado de riesgo. Lo sabe todos lo que han asumido un cargo, en cualquier nivel en cualquier institución pública.
Por ello, hay que aprender a diferenciar los errores administrativos, originados por una inadecuada interpretación de unanorma, de los actos de corrupción que comprenden el dolo o la voluntad de querer cometer actos sancionados penalmente.También, debemos aprender a ser responsables con lo que decimos. Si queremos fiscalizar hay que hacerlo responsablemente. Sino caeremos en el círculo de vicios políticosque tanto daño hace la gobernabilidad de nuestra región y nuestro país.
Después de un año donde no se han mostrado pruebas ni hechos que demuestren todo lo que se pregonó, es un acto de justicia limpiar el honor y la reputación de un trabajador que determinó el crecimiento del hospital y que generó las oportunidades laborales para muchos trabajadores, aunque no lo reconozcan o no lo recuerden.
Consideramos, quecon la jurisprudencia existente, las personas que generaron este escenario de turbiedad y estrés puedan ser procesadas por la figura de difamación ya que sería un acto justicia.Mas, hasta que no se termine con los procesos administrativos que siguen en curso, y existan los medios probatorios para demostrar que existió corrupción, están acciones quedarán pendientes y serán necesarias.
Este miércoles 15 de Enero, donde se conmemora el primer año del deceso del Dr. Hidalgo Atoche, sea una oportunidad para reflexionar sobre nuestras acciones. Nosotros somos lo que definimos que queremos para nuestra vida, para nuestra institución, para nuestra comunidad y para nuestro país.
No hay que descuidar la memoria. Sin ella estamos propensos a vivir siempre de los mismos errores, sin la oportunidad de mejorar, de avanzar. Sin disculpas no hay reconciliación. Y sin reconciliación no hay paz.No debemos insultar, pisotear, manchar reputaciones para asumir puestos de trabajo ocargos públicos. Hay que lograrlo por nuestras competencias y capacidades.
Y deberían existir mecanismos sólidos para ello. Pero aún es unaclara deficiencia de la normatividad del servicio público y que parece que los sindicatos y algunos gremios profesionales no están dispuestos a solucionar, pues afectan sus intereses.Pero, los gobiernos regionales tienen esa interesante oportunidad. Establecer mecanismos que garantice un óptimo servicio público sería un gran producto político que indique que la política en el país, es una tarea de técnica y conocimientos y no solo de meras pasiones.
No se nos quitará esa sensación nefasta de no haberimpedido la ofensa, de haberlo juzgado y condenado antes de cuestionar e investigar. Ya no se puede devolver la vida al Dr. Atoche, ni disminuir el dolor de su familia. Pero si podemos aprender de ello. Aprender a fiscalizar y vigilar, sin tener que atropellar. A conocer el sistema público para aportar en su mejora. A analizar y pensar individualmente antes de dejarnos llevar por gente interesada. A mejorar como ciudadanos.
Los hijos, familia y amigos del Dr. Hidalgo Atoche López.
Luisa Guerrero