Las autoridades de Japón elevaron hoy a más de 10.000 los muertos y desaparecidos, y situaron en 25.000 los rescatados por el terremoto y posterior tsumani del último viernes, mientras cada vez son mayores los problemas de abastecimiento para los supervivientes.
Un total de 3.373 personas murieron y 6.746 se encuentran desaparecidas tras el devastador seísmo del día 11, de 8.9 grados en la escala abierta de Richter.
Del total de fallecidos confirmados, algo más de mil han sido identificados y unos 400 cuerpos han sido entregados a sus familias, según la agencia local Kyodo.
Por cuarto día consecutivo, los equipos de rescate se enfrentan a la doble tarea de remover las ruinas y escombros en el litoral en busca de cuerpos y de llevar ayuda a los damnificados en zonas aisladas como Oshima, una pequeña isla frente a la costa de la provincia de Miyagi.
Allí fueron encontradas esta mañana con vida cerca de 1.300 personas que escaparon del sismo de 8.9 grados de magnitud en la escala Richter y posterior tsunami.
Entre 7.000 y 8.000 residentes en Oshima perdieron sus casas y se han refugiado en escuelas, aunque están incomunicados y se desconoce si tienen provisiones suficientes.
Y todavía no se sabe nada desde el viernes sobre unos 7.500 residentes de Minamisanriku, la mitad de la población del pueblo de Miyagi engullido por el mar, aunque la Policía cree que podrían haberse refugiado en localidades cercanas como Tome.