Por más ejercicios, gimnasias y todo tipo de maromas mentales que hagamos, todo ello será un esfuerzo innecesario de nuestro cerebro, porque no lograremos entender que sinrazones se licuaron en la tumefacta mente de quienes se han atrevido donar un patrimonio que por derecho y justicia corresponde a los jóvenes de Huaral. Si bien, por los antecedentes funcionales de quienes, para desgracia, rigen nuestra administración municipal provincial, no podemos esperar nada bueno, lo realizado por el Concejo Municipal de entregar al Poder Judicial un terreno que se encuentra dentro de los linderos del estadio «Julo Lores Colàn» sobrepasa cualquier acto irracional, que nos demuestra una vez más el menosprecio que tienen las autoridades municipales y sus funcionarios a la colectividad huaralina.
Más de un poblador desearía entender que tan intrincados son los traumas psicológicos, o físicos que tienen trastornada la personalidad de cada una de las autoridades a todo nivel en la provincia y de yapa las de la Región, para proceder cada vez en forma disparatada rompiendo esquemas normales de lógico comportamiento, vale decir la aplicación de todos los valores inherentes al ser humano que lo hacen capaz de hacer transparente su actuar.
Este hecho se agrava mucho más, cuando quienes se convierten en los felices receptores del obsequio, es un Poder que tiene la obligación de demostrar que sus sentencias nacen de la inteligencia y sensibilidad bien utilizadas al momento de aplicar la Ley. Pero, cuando sin poner ninguna objeción, reciben algo que se encuentra ubicado dentro de un recinto deportivo, y ellos lo saben bien, son incapaces de discernir, si lo que están recibiendo no afecta intereses mayores, esto hace que nazca la duda de que, si quienes tienen la obligación de impartir Justicia, la conocen en todo su significado, porque, en este caso, lo que están haciendo es convertirse en cómplices de un despojo donde las víctimas son los jóvenes huaralinos. Ello solo puede ser posible en quienes ni siquiera conocen lo que es el sentido común, lo que se convierte en algo preocupante.
Esperamos que a la brevedad se revierta esta situación y que el terreno donado con la venia del Concejo Municipal sea devuelto a sus beneficiarios como fue el deseo de quienes se desprendieron de una propiedad para ponerla al servicio del deporte y de la juventud. Hacerlo es demostrar que todo ha sido producto de un descuido mental y que no ha sido producto de un ejercicio generoso de la estupidez que, muchos seres humanos, ponemos en práctica con mucha complacencia.
Luís Guerrero Colàn
Fuente: Agencia Huaralina de Noticias