Casi todos los grandes escritores han sido periodistas, Graham Greene, Ernest Hemingway, George Orwell, Joseph Roth, Azorín, Pérez Galdós, Kapuscinsk, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Albert Camus, Jean Paul Sartre Milán Kundera etc..
Quiero confesar públicamente, que hay tres actividades que me apasionan en la vida, la defensa, la política y el periodismo. No concibo una actividad más apasionante que la del periodismo, ser testigo insobornable de una época, me parece el mayor privilegio que puede terne una persona.
Pero que es en esencia un periodista, cual es el rasgo que los caracteriza o distingue de las demás profesiones, considero que el periodista tiene como rasgo esencial, el de ser el intermediario entre la sociedad y el estado, o en otras palabra el mediador entre el pueblo y el poder, por esa razón se constituye en un elemento esencial de un sistema democrático o de un estado de derecho, no se puede concebir una estado moderno, sin la presencia de la libertad de expresión, esencia del periodismo.
Al ser un mediador y un generador de opinión pública, el periodista tiene sobre sus hombros una gran responsabilidad, ya que de su pluma, de su cerebro y de sus labios dependerá mucho, como la sociedad pueda controlar el poder, por eso es que siempre he considerado, que el periodista no ha nacido para adular o estar al lado de los poderosos, sino todo lo contrario, el periodista ha nacido para incomodar al poder, un periodismo que adula al poder, ya no es periodismo, puede ser cualquier otra cosa, pero ha perdido la esencia y ha dejado de ser el testigo insobornable de su época, de tal manera que solo es lícito llamar periodista, a quien está siempre por encima de la hoguera de las vanidades y actúa en función de la finalidad teleológica del periodismo, es decir, el de informar fiel, critica y objetivamente, buscando siempre la verdad, aún a costa de sacrificio, para que el ciudadano pueda ejercer libremente su ciudadanía.
Es por esa razón, que los dictadores lo primero que hacen, es cerrar los medios de comunicación, son reacios a aceptar la crítica y pretenden conculcar, el sagrado derecho de los ciudadanos a expresarse libremente y sobre todo a pensar.
El periodismo es una noble profesión, gracias al periodismo se descubren crímenes, caen regímenes dictatoriales, crápulas, gobernantes corruptos, y se descubren, homicidios, robos, latrocinios, peculados y toda clase de ilicitudes que la sociedad no conocería, si no existiera un valiente periodista capaz de enfrentarse a todas esas lacras, que carcomen como un cáncer el tejido social.
El periodista tiene que dudar, ser contestatario, cuestionar como diría Nietzsche en la “Gaya Ciencia”, “No cuestionar es despreciable” “En un mundo de virtudes agotadas, es necesario aplicar el bisturí a todo lo que en nuestro tiempo pasa por virtuoso. Hay más ídolos que realidades en el mundo y las convicciones suelen ser prisiones Es como si el universo entero fuera una de esas esplendidas, espaciosas, pero grises y encerradas cárceles de Piranesi. Salir de las prisiones: quizás esta sea las acciones que propone Nietzsche, contra las verdades recibidas, contra la complacencia, contra la existencia como mero accidente o descuido”.
Y quien mejor que el periodista para manejar ese bisturí, quien mejor que el periodista para confrontarnos día a día, quien mejor que el periodista, para recordarnos, que cada día nos hundimos más en el pozo de la autocomplacencia y los delirios de grandeza, en una sociedad tecnolátrica que nos conduce al abismo, quien mejor que el periodista, para gritarnos en nuestra cara la hipocresía de nuestros dirigentes políticos y el abuso del poder.
Ante tan delicada misión, yo solamente quiero decirles a ustedes, con todo el respeto que les profeso, que sigan amando esta noble profesión, este oficio maravilloso, que por suerte les ha tocado a ustedes y que en este día tan especial, su mayor compromiso sea siempre y por siempre con el pueblo, nuestro sufrido y doliente pueblo.
Un feliz día y un abrazo para todos mis amigos periodistas, de parte, de quien sin serlo, se siente humildemente uno de ustedes.
José Ramos Casazola