Al poco tiempo San Martín y sus tropas se embarcaron rumbo al norte de Lima para instalar su nuevo cuartel general en Huaura. Es aquí que promulga un reglamento provisional creando los primeros departamentos del Perú : Lima, Trujillo, Tarma y Huaylas.
Venturosas noticias llegaron a San Martín entre diciembre de 1820 y enero de 1821. El ejército de Arenales derrotó al realista O¨Reilly en la batalla de Cerro de Pasco, el almirante Cochrane capturó el buque realista Esmeralda, el batallón Numancia desertó y se unió a los patriotas, el intendente Torre Tagle y el cabildo de Trujillo proclamaron la independencia del norte del país y la desmoralización cundía en el bando realista.
La consigna: tumbarse al virrey. San Martín decidió acantonarse cerca de Lima y ubicar su centro de operaciones en un lugar militarmente estratégico. Tenía que tomar la ciudad capital del virreynato que se encontraba aún al mando del virrey José de la Pezuela. La fase final de la cruzada libertaria estaba en marcha. Nada podía fallar. Luego de abandonar por mar la bahía de Pisco, el general San Martín, junto a la Expedición Libertadora, pasa por el Callao y Ancón despertando el entusiasmo y las esperanzas de los patriotas y alarmando a las fuerzas realistas. La primera estrategia del joven general rindió sus frutos: fortalecer la posición de sus huestes y empezar a gestar la derrota moral y política de la representación española en el Perú.
Es así que entre el 10 y el 12 de noviembre de 1820, Don José Francisco de San Martín Matorras desembarca junto a sus tropas en las playas de Huaura y establece su cuartel general en el pueblo del mismo nombre, escogido precisamente por ser considerado un enclave político-militar, por ser una salida privilegiada hacia el norte y por la abundancia de sus recursos. Se cortaron así las comunicaciones entre la capital y el norte del país. Huaura pasó a convertirse en la aduana marítima de los patriotas. Pocos días antes, el 6 de noviembre, el vicealmirante Lord Cochrane y sus hombres consiguieron, en una audaz incursión al Callao, capturar el principal navío realista. La fragata española Esmeralda fue tomada por los patriotas consiguiendo así una importante victoria militar y moral. Los ánimos de los rebeldes estaban al tope.
San Martín establece su vivienda en la Casa Hacienda Ingenio, de propiedad del patriota Manuel Salazar, quien incluso regala caballos y dinero a las tropas. El cuartel se ubicó en la Plaza de Armas de Huaura –a pocos kilómetros de su residencia–, adonde de a pocos fueron sumándose a la gesta los principales militares criollos que conseguirían sellar en los meses posteriores la independencia del Perú. Entre ellos figuraban Gamarra, Salaverry, Castilla, Domingo Nieto y el general Santa Cruz.
Habían fracasado ya las negociaciones de Miraflores. Las fuerzas patriotas estaban diseminadas por la sierra centro, el norte y el sur del virreynato. Lima era un hervidero de inseguridad y temor por la presencia de las tropas de San Martín acantonadas en Huaura.
Es en estas circunstancias que el libertador San Martín pronuncia por pimera vez el 27 de noviembre de 1820 su famosa proclama libertaria: “El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos…”, desde el balcón de su cuartel general en Huaura, ante sus más de 8 mil hombres entre militares, voluntarios y negros que habían sido esclavos y se unieron a la causa separatista. Meses después, en julio del año siguiente, San Martín repetiría el discurso en la Plaza de Armas de Lima “…y por la justicia de su causa que Dios defiende, ¡viva la patria!…”
Estos reveses perturbaron al comando realista. Los funcionarios y jefes españoles, en su mayor parte liberales, presionaron al virrey Pezuela a presentar su renuncia, y el 29 de enero de 1821, el general José de La Serna asumió el mando.
Se había concretado así la primera consigna de la última fase libertadora: los patriotas habían tumbado al virrey.
El 12 de febrero del mismo año, el general José de San Martín expide desde su cuartel general en Huaura el “Reglamento Provisional”, sentando las bases jurídicas del Perú como nación, que servirían como bosquejo de la Constitución Administrativa del Perú y como primer ensayo de Gobierno Nacional para dar forma legal a la ocupación militar de la parte del país que estaba bajo la influencia de los patriotas.
El régimen tambalea. La Serna lamenta su designación. Lima es el destino inmediato. No hay más tiempo que perder.
En marzo de 1821 se produce la incursión de Miller y Cochrane sobre los puertos de Tacna y Arica. El 5 de junio de 1821, el nuevo virrey del Perú anunció a los limeños que abandonaba Lima y ordenaba una fuerza resistir en el Primer sitio del Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe. El ejército realista al mando del general Cantérac deja Lima, rumbo a la sierra, el 25 de junio de 1821. Álvarez de Arenales fue enviado en misión de observar el repliegue de los realistas a la sierra sin empeñar su ejército en una batalla frontal por orden de San Martín. Dos días después entraba en Lima el grueso del ejército patriota. Bajo el temor al pillaje o rebeliones se solicitó a José de San Martín a ingresar en la ciudad.
Proclamación de la Independencia del Perú.
En Lima, el general José de San Martín invitó al Cabildo y población de Lima a jurar la Independencia. La firma del Acta de Independencia del Perú tuvo lugar el 15 de julio de 1821. Manuel Pérez de Tudela, letrado arequipeño, más tarde Ministro de Relaciones Exteriores, redactó el Acta de la Independencia. El almirante Cochrane fue recibido en Lima el 17 de julio. El sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne, José de San Martín, enunció la célebre proclamación de la Independencia del Perú. Primero lo dijo en la Plaza Mayor de Lima, después en la plazuela de La Merced y, luego, frente al Convento de los Descalzos. Según testigos de la época, a la Plaza Mayor asistieron más de 16.000 personas. El libertador con una bandera peruana en la mano, exclamó:
DESDE ESTE MOMENTO EL PERÚ ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE. ¡VIVA LA PATRIA!, ¡VIVA LA LIBERTAD!, ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!.
Por Eloy Ángeles