Ayacucho fue escenario de la victoria final en la lucha por la independencia. En la mañana del 9 de diciembre de 1824 las tropas realistas al mando del virrey La Serna, y las patriotas, al mando de Sucre, se encontraron en la pampa de Quinua, a unos 12 kilómetros de Huamanga.
Fueron los realistas quienes iniciaron la lucha, que se prolongó por varias horas. La mejor disposición del ejército patriota y su pericia en el terreno fueron decisivas para revertir la ofensiva realista y alcanzar la victoria. Cerca de las dos de la tarde, cuando el número de muertos y heridos superaba los 2.500, la batalla legó a su fin.
Casi de inmediato, vencedores y vencidos concertaron la firma de la capitulación en el mismo campo de batalla. Asistieron al acto el general José de Canterac el virrey había sido herido y hecho prisionero y el general Antonio José de Sucre. Este documento puso término a siglos de dominación española, reconoció la independencia del Perú y garantizó la desocupación de los territorios ocupados por los realistas, marcando el inicio de un nuevo capítulo en la historia.