Hermenegilda Hala Llasaca es madre del camarada «Artemio». Hasta hace una semana, este personaje fue el último líder histórico de Sendero Luminoso más buscado y que la Policía pudo capturar malherido en la selva peruana.
La República dialogó brevemente con la progenitora, una mujer septuagenaria, de baja estatura, tez morena y con escasas canas en el cabello, a pesar de la edad.
La encontramos en la puerta de su casa, ubicada en El Pedregal Sur, en Majes, un distrito a tres horas de viaje de la ciudad de Arequipa. En la vivienda construida con esteras y techos de calamina, Hermenegilda vive hace más de cinco años en compañía de su esposo Juan Flores Campos y una nieta de unos seis años. Venden menú a los pobladores de la zona. También se dedican al comercio de animales en el mercado principal de El Pedregal.
Sus vecinos dicen que la familia Flores Hala es tranquila. Ninguna semejanza con el historial de sangre del hijo.
Cuando le preguntamos del líder subversivo, Hermenegilda cambia de actitud. Abandona la sonrisa y endurece los músculos de la cara y se pone a la defensiva. Un nerviosismo le impide abrir el candado de su puerta y escabullirse para cortar la conversación.
No quiere saber nada
Cuando se le pregunta sobre la posibilidad de que ella viaje a Lima junto a su esposo Juan Flores, para visitarlo, ella responde tajante: «no».
«Artemio» se encuentra internado en el hospital de la Policía de Lima, luego de su captura en el poblado de Cachiyacu. Hermenegilda refiere no creer que su hijo haya pedido ver a sus padres. “Soy tierra, no sé nada, mi hijo está muerto”, sostiene la mujer, mientras nos pide que nos marchemos. Por fin cede el candado y nos tira la puerta en la cara.
Vecinos de la zona, que conocen que Hermenegilda y Juan Flores, padres de «Artemio», señalan que cada vez que se les pregunta de él, cambian de conversación.
. En 2010, en declaraciones dadas a este diario, el padre indicó que su hijo era dueño de sus actos. Manifestó que no sabían nada de él desde que partió al cuartel de Locumba en Tacna en 1979. Desde esa fecha desapareció y fue dado por muerto hasta que el 2010 se conoció que el camarada «Artemio», era su hijo.
Carlos Herrera/La República.