La caída de Uribe no es temporal como sueñan algunos; Hizo gala de autoritarismo, autosuficiencia y abuso del poder, que finalmente lo arrastraron a la corrupción. Como lógica consecuencia, estuvo rodeado del servilismo y sobonería de personas y malos periodistas que se cobijaron en su sátrapa gobierno.
Ya no es el piloto de la nave, ya no está en el sagrario que el poder y sus chupamedias le fabricaron. Su despotismo le ganó la antipatía de casi todos los huaralinos, que evidentemente llegaron a considerarlo un enemigo, y esto, más temprano que tarde los llevará a solicitar sin pestañear, su vacancia.
Jamás debió ofender a una dama huaralina y muy querida por cierto. Anita Kobayashi puede estar segura, que la Casación sólo será el Jaque Mate de la confrontación.
Muchos se pueden adjudicar el haber enfrentado al que parecía un invencible jerarca, pero un indesmayable e inclaudicable personaje, jamás arrió banderas. No se dejó abatir por las amenazas, ni por el poder y el dinero del que hacía gala su formidable contrincante, ni por el abuso de minimizarlo en el trabajo y hasta dejarlo sin sueldo.
Este huaralino de corazón, jamás claudicó en su lucha contra la injusticia, contra el poder abusivo y la intolerancia. Se le vio muchas veces solo, pero su voz se hizo escuchar hasta convertirse no en una piedrecita, sino en una roca dentro del zapato del ex alcalde, su leguleyo asesor jurídico y su ofensivo gerente municipal.
Ejemplo de tesonera perseverancia, fue sin duda uno de los pilares para el arribo de esta lenta pero inflexible justicia. Con visionaria seguridad, vaticinó el 17 de Octubre, que al JNE no le quedaba otro camino que suspender al Alcalde Uribe.
Euclides Gonzáles Villavicencio, Secretario General de los Trabajadores de la Municipalidad de Huaral, será siempre recordado por esto.