Una nueva generación de jóvenes creadores quiere hablar sin tapujos sobre sexo en la India, el país del Kamasutra, donde este tipo de literatura empieza poco a poco a hacerse un hueco entre los sectores más liberales de una sociedad aún muy conservadora.
En «Losing my Virginity» (Penguin, 2011), la escritora y guionista Madhuri Banerjee explica las aventuras y desventuras de una chica que, tras llegar virgen a los 30 años sin haber encontrado «el amor verdadero», decide cambiar radicalmente su vida.
«Con mi libro, básicamente quiero decir que una mujer tiene derecho a explorar su sexualidad siempre que quiera y donde quiera, no debe verse restringida por la presión de la sociedad», observó Banerjee en entrevista en Bombay.
La autora aborda en sus páginas asuntos como la infidelidad, el sexo prematrimonial o las relaciones múltiples, y se suma a una generación de escritores y artistas que no se sonrojan cuando se adentran en terrenos aún custodiados por muchos guardianes de la moral.
Es también el caso de R. Raj Rao, considerado autor de la primera novela gay india («The Boyfriend», 2003), o de Siddarth Dhanvat Shanghvi, quien en su corta pero prolífica vida ha escrito del amor, el karma o la sexualidad.
Muchas de estas plumas tienen su base en la más liberal Bombay, una metrópoli en constante ebullición y de marcados contrastes que a su vez es la sede de la poderosa industria cinematográfica de Bollywood.
Según Banerjee, la situación ha comenzado a cambiar especialmente en el último lustro, al hilo de la eclosión de las redes virtuales de comunicación social o con películas que giran más en torno a la mujer, aunque admitió que la juventud todavía tiene ideas «muy equivocadas» y mala información.
Encuestas anuales como la del semanario India Today revelan que casi un 70% de los indios llegan vírgenes al matrimonio y sólo un 18% confiesa infidelidad, según un estudio del año pasado.
En una más reciente de la revista Outlook, difundida el pasado enero, el 46.4% de los jóvenes entrevistados contestó que mantener relaciones sexuales sólo por necesidad física es negativo para la cultura.
«Existe hipocresía. Por un lado, somos el país del Kamasutra y por otro tenemos una sociedad que te está diciendo que el sexo es malo, que somos el país de la religiosidad. Para muchos el Kamasutra sucedió hace mucho tiempo y no se entra hoy en profundidad de no ser que se haga en broma», explicó Banerjee.
Una vuelta de tuerca ocurrió en 2008, cuando un empresario indo-británico Puneet Agarwal causó una gran polémica al lanzar en Internet el primer cómic pornográfico del gigante asiático, algo que (según explicó el creador en varias entrevistas) debía servir para facilitar la revolución sexual en el país.
«Savita Bhabhi», una ama de casa india que se enzarzaba en todo tipo de juegos y fantasías sexuales, se convirtió pronto en un éxito de masas y miles de sitios en la red reprodujeron las viñetas, hasta que en verano de 2009 el Gobierno de la India (donde la pornografía es ilegal) clausuró la página.
En opinión de los sociólogos Sudhir y Katharina Kakar, autores del libro «The Indians» (2007), aunque irónicamente el Kamasutra es uno de los pocos libros en sánscrito que mucha gente es capaz de mencionar, entre el país que acuñó esta obra y la India contemporánea «hay muchos siglos en los que la sociedad consiguió entrar en los tiempos negros de la sexualidad».
Según el matrimonio Kakar, algunos culpan de ello a las invasiones musulmanas, otros a la moralidad victoriana durante el Imperio Británico, pero si hay una causa principal se debe mirar a la cultura hindú en sí misma y su adhesión al ideal asceta y a las virtudes del celibato predicadas por Gandhi.
Para Banerjee, que en su novela acompaña a la protagonista Kaveri de una amiga bastante más promiscua, Aditi, las mujeres que en la India se han acostado, como ella, con 40 hombres nunca reconocerán algo así. «Seguramente saldrán (a ligar) y dirán que todavía son vírgenes», subrayó.
Fuente: 2.esmas.com