La violencia en Piura ha alcanzado niveles alarmantes en los primeros días de 2025, con al menos cinco muertes a manos de sicarios. El panorama de inseguridad afecta a toda la región norte del país, donde el incremento de asesinatos y delitos violentos ha dejado a los ciudadanos en un estado de preocupación constante.
La primera víctima de este año fue Omar Jesús Guzmán Mejía, un joven mecánico de 39 años, quien perdió la vida el 1 de enero en la puerta de un bar en la Urbanización Los Titanes. Según testigos, el hombre fue asesinado por sicarios que dispararon frente a los vecinos, luego de un altercado con la seguridad del establecimiento. En ese mismo contexto, dos personas resultaron heridas por los disparos.
Los homicidios no cesaron, y solo unos días después, otros dos primos, Anthony Távara Pulache (28) y Alfonso Hernán Valle Mendoza (18), fueron ejecutados frente a un bar en un hecho similar. Mientras tanto, la violencia sigue golpeando a las familias piuranas, como lo demuestra el asesinato de María de los Ángeles Arellano, una madre de familia que fue acribillada por sicarios en el asentamiento humano Campo Poolo, mientras conversaba con su amiga. La balacera dejó además a su amiga herida.
En las últimas dos semanas, Piura ha sido testigo de una ola de crímenes, que ha cobrado la vida de mecánicos, obreros y madres de familia, dejando un rastro de dolor y consternación entre los habitantes de la región.
“Mucho abuso, extorsiones. Ponemos una tienda, nos vienen a cobrar cupos. Todo el Perú es un desastre, no solo Piura. Tienen que poner fuerz, más seguridad para nosotros”, comentó una vecina del lugar en Exitosa Noticias.
La situación es tan grave que los piuranos sienten que la seguridad en sus barrios está a merced de los delincuentes. “No hay seguridad, no hay protección para nadie. Las extorsiones están a la orden del día, y lo peor es que la policía parece no poder con la situación”, expresa una comerciante que asegura haber sido víctima de robos y extorsiones.
En la provincia de Sullana, uno de los puntos más afectados por el auge del sicariato, las autoridades locales han declarado en varias ocasiones el estado de emergencia, sin embargo, los resultados han sido mínimos. Francisco Olivares, secretario general de la Juveco de Santa Teresita, expresó su preocupación por la falta de medidas eficaces para combatir el crimen: “Los operativos de emergencia no sirven. La delincuencia sigue creciendo, y la situación empeora”.
Olivares también cuestionó la efectividad de la presencia policial en la zona. “En 2021, nos trajeron 50 policías de la DINOES, pero la violencia no disminuyó”, señaló y añadió que “cada vez cada vez que ha habido un proyecto de envergadura en Sullana, han habido muertos”.
Para agravar aún más la situación, la falta de infraestructura en el área de criminalística en Piura limita las investigaciones. Los exámenes forenses tienen que ser enviados a Lima, lo que retrasa las investigaciones y permite que los criminales queden libres por falta de pruebas oportunas.
La creciente inseguridad en Piura refleja un problema mucho más profundo que afecta a todo el país. La falta de estrategias eficaces para enfrentar el sicariato y la impunidad en el sistema judicial siguen siendo los principales obstáculos para erradicar la violencia, lo que deja a los ciudadanos en un estado de desesperanza.