En el marco del tradicional pasacalle en el distrito de San Luis, Cañete, una peculiar representación llamó la atención de los asistentes. Una parodia que tenía como protagonista a la presidenta del Perú, Dina Boluarte, simuló un robo en medio del evento cultural.
Parodian robo a Dina Boluarte
La actuación, realizada por un grupo de artistas locales, buscó reflejar de manera crítica la percepción popular sobre la gestión de la mandataria y la creciente inseguridad ciudadana en el país, un problema que afecta a millones de peruanos en su día a día.
En el video que se hizo viral en redes sociales, se observa a una persona caracterizada como Dina Boluarte, luciendo un traje similar al que suele usar la mandataria. Este personaje llevaba una bolsa con supuesto dinero y un falso reloj de la marca Rolex, símbolos que pretendían satirizar la imagen de poder y riqueza asociada a la figura presidencial.
Sin embargo, en un giro humorístico y sarcástico, el personaje fue interceptado por actores disfrazados de delincuentes, quienes le robaron casi todo lo que llevaba, dejándole únicamente S/10 en la bolsa, una escena que arrancó risas y aplausos, pero también invitó a la reflexión.
La representación fue interpretada como una crítica directa al avance de la delincuencia en el Perú, un tema que genera preocupación y debates constantes en los últimos años.
Alta desaprobación
La desaprobación hacia Dina Boluarte no es un tema menor y quedó evidenciada en el contexto de esta parodia. Según un estudio reciente de Datum, publicado en El Comercio, el rechazo hacia la presidenta alcanzó niveles históricos, con solo un 3% de aprobación y un 94% de desaprobación, cifras nunca antes vistas en el país.
A pesar de haber liderado eventos internacionales como la Cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), su imagen continúa deteriorándose. Este nivel de desaprobación no solo la posiciona como la presidenta más rechazada en la historia peruana, sino que también repercute en su proyección a nivel internacional.
El estudio de Datum, realizado entre el 7 y el 11 de noviembre del 2024, evidenció que este rechazo trasciende las divisiones socioeconómicas, siendo unánime en todas las regiones del Perú. Este descontento generalizado refleja una desconexión entre la ciudadanía y el Gobierno, alimentada por la percepción de inacción frente a problemáticas clave como la inseguridad, la crisis económica y la falta de confianza en las instituciones.