En una reprochable conducta de las autoridades e instituciones que cautelan la integridad de la mujer y de las personas en general.
Peor aún, en una inhumana actitud de malos vecinos, que en el colmo de la incomprensión, la rodean de basura, una desamparada mujer a la que solo se le conoce como “La chata”, hace frente a una de los más feroces virus que han asolado a la humanidad, en una pequeña carpa que apenas cubre su cuerpo, ubicada en el parque San Juan y a una cuadra del hospital San Juan Bautista de Huaral.
A nadie parece importarle su suerte, es un ser humano y como tal debiera ser llevada a algún lugar que le brinde mejores condiciones de vida. Su capacidad inmunológica la mantiene viva, pero es probable que implique algún riesgo para otras personas.
Sola, desvalida, la “Chata”, hace frente a su vida de miseria, en el interior de su reducida e infortunada carpa. El ahora solitario parque San Juan, ausente de personas y niños, a raíz de la cuarentena, es mudo testigo de quienes son los bárbaros que la rodean de basura, aumentando su infortunio, que puede quebrarle la vida.
Dios la cubra y proteja con su manto bendito. No la ignores, eleva una oración por ella y fortalece el círculo con un Amén.