Mariam Nabatanzi lucha día a día para darle una mejor condición de vida a sus 38 hijos luego que su esposo la abandonara. En realidad, ella dio a luz a 44 bebés, pero seis fallecieron. La mujer se casó a los 12 años y un año después tuvo mellizos. Tras dar a luz fue a un médico que le dijo que tenía los ovarios grandes. Entonces le recomendó que no use anticonceptivos porque podrían causarle problemas de salud. Es así que fueron llegando más hijos. Le siguieron cinco pares de mellizos, cuatro de trillizos y cinco de cuatrillizos.
En su afán para que no le falte nada a sus hijos, Mariam ha trabajado en una peluquería, decoración de eventos, recolección y venta de chatarra, elaboración de ginebra y venta de hierbas medicinales. El dinero se va en alimentos, atención médica, ropa y gastos escolares.
Ella vive con sus hijos en cuatro estrechas casas hechas de bloques de cemento y con techo de hierro corrugado en un pueblo rodeado de campos de café a 50 kilómetros al norte de Kampala.
El tamaño de las familias en África es grande. En Uganda, la tasa de fertilidad promedio es de 5,6 hijos por mujer, una de las más altas del continente, y más del doble del promedio mundial de 2,4 niños, según el Banco Mundial.