Las últimas noticias sobre los escándalos protagonizados por la famosa plataforma Facebook han colocado los límites de la informática en el punto de mira de la sociedad y de los expertos.
Hace poco se ha desvelado que la red social más potente del mundo había filtrado información masiva de unos 50 millones de usuarios a la empresa Cambridge Analytica. Estos datos supuestamente se habrían utilizado para difundir y manipular contenido electoral durante la candidatura de Donald Trump como presidente de EEUU en 2016, e incluso en el Brexit de Reino Unido.
Según Yonatan Zunger, exingeniero de seguridad y privacidad en Google, “la informática es un campo que aún no ha tenido consecuencias”. Y es que, a partir de casos como el de la empresa de Mark Zuckerberg, es cuando se demuestra el auténtico poder de internet.
Aspectos como la ‘ética’ y la ‘seguridad’ se han vuelto un requisito electivo, y no fundamental, para el diseño de softwares. En otros campos ya se han experimentado crisis similares, como por ejemplo pasó con la creación de las armas químicas, por las que se tuvo que elaborar una serie de conductas profesionales y aprobaciones institucionales para su uso. Sin embargo, en el ámbito informático parece que existe un vacío legal y moral.
El precio de lo gratuito
Al registrarnos en una red social como Facebook, no somos conscientes del precio que estamos pagando por ese simple gesto. Dichas plataformas gratuitas se sirven de información personal para conocer absolutamente todo lo posible sobre nosotros y poder ofrecernos otros productos y servicios muy tentadores y afines a nuestros gustos.
Expertos como Tristan Harris, fundador del Center for Humane Technology (Centro de Tecnología Humana), apuntan que, si esta línea continua, la tecnología pronto medirá todos los aspectos de nuestra vida. De hecho, algunos algoritmos ya son capaces de detectar el rostro de millones de personas, así como averiguar su género, su personalidad o sentimientos y hasta sus ingresos.
Actualmente, la Algorithmic Justice League (Liga de Justicia Algoritmica) está trabajando para que estas reevaluaciones morales y legales se apliquen en la informática y puedan asegurar los intereses, como aseguran, por el bien de la humanidad.