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El cariño y la emoción del pueblo los despidieron

Las muestras de afecto y agradecimiento para los bomberos fallecidos en la tragedia de El Agustino se multiplicaron ayer, en el último adiós.

Cuánto dolor, pero también cuánto amor. Cada lágrima derramada, cada flor arrojada, cada abrazo, cada mirada, cada silencio, cada grito. Todo le pertenece a ellos. A esos tres brigadistas que ahora escuchan las sirenas en la eternidad.

Lo que se vivió durante las casi cinco cuadras que separan la Compañía Roma N° 2 con la Plaza Mayor de Lima fue algo pocas veces visto: turistas extranjeros confundidos con cientos de limeños y provincianos que salieron a la calle a ofrendarles su corazón en la despedida a estos bomberos que, ahora, también son héroes.

Por la mañana, en el cuartel donde fueron velados los cuerpos del subteniente Alonso Salas Chanduví y los seccionarios Raúl Lee Sánchez Torres y Eduardo Porfidio Jiménez Soriano no cabía tanta tristeza. Hasta el cielo estaba gris, como si hubiera un luto para despedirlos.

Pasadas las 10:00 a.m. comenzaron a sonar las primeras sirenas del cuartel mientras rugían los motores de las motobombas sobre el jirón Junín. En las veredas, la gente se amontonaba. Querían verlos, despedirlos.

Adiós del pueblo
Primero salió el féretro que contenía el cuerpo de Jiménez, y el aplauso fue conmovedor, en especial por sus amigos, algunos de los cuales luchaban por permanecer firmes, pero con una mano sobre sus ojos, para secarse el llanto.

En seguida sacaron el ataúd de Salas y detrás, el de Sánchez. Dolía ver cómo esos hombres, acostumbrados a mostrarse serios y rígidos, se quebraban al paso de quienes hasta hacía poco más de 72 horas eran sus compañeros de labores.

Casi media cuadra se cubría por más de 150 coronas que llegaron de distintas entidades e instituciones. A las 10:25 un corneta entonó el Toque de silencio. Al escucharlo, a muchos se les hizo un nudo en la garganta y les trajo lágrimas a los ojos.

El cortejo fúnebre, en hombros de los mismos bomberos, siguió por el jirón Junín. Muchos vecinos y empleados se asomaban a los balcones de los edificios y tiraban flores.

Los que estaban en la vereda trataban de tocar los cajones mientras se escuchaban las sirenas que, como ironía del destino, dicen que cantan a medida que avanzan, pero que ayer, dijeron algunos, sonaban a llanto.

Medalla de la ciudad
Poco después de las 11:00 a.m. los féretros ingresaron entre aplausos a la Basílica Catedral de Lima, donde se ofició una misa de cuerpo presente. La ceremonia religiosa fue presidida por el cardenal Juan Luis Cipriani.

Luego, el presidente Pedro Pablo Kuczynski, junto con los titulares del Poder Judicial y del Ministerio Público, les rindió un homenaje en Palacio de Gobierno.


A la 1:20 de la tarde, los deudos de los tres bomberos fallecidos recibieron la Medalla Cívica de la Ciudad y un diploma, en reconocimiento a su entrega, arrojo y valentía. La ceremonia se realizó en el Salón de los Espejos de la Municipalidad de Lima.

El alcalde Luis Castañeda fue quien entregó la medalla, la más alta condecoración que entrega la comuna capitalina a quienes destacan en la ciudad.

El primero en recibir la distinción fue el padre de Alonso Salas. Luego le fue entregado a Yara Jiménez, la adolescente hija de Eduardo Jiménez, quien no pudo evitar las lágrimas. La esposa de Raúl Sánchez, Jacky de la Cruz, quien también es seccionaria de la Compañía Roma N° 2, fue la última en recibir la distinción, en medio de aplausos.

El comandante Sandro Cavero, en nombre de los deudos y de los integrantes del Cuerpo general de Bomberos Voluntarios, dijo que estos jóvenes “con todo el valor posible enfrentaron un incendio pavoroso con la única intención de rescatar vidas”.

Lo que se vivió en esas casi tres horas que duró el recorrido será difícil de olvidar. Finalmente, los ataúdes fueron colocados en la parte superior de tres motobombas.

En el cementerio Campo fe de Huachipa hubo finalmente otra ceremonia de honor. El comandante general del CGBVP, Manuel Vera, fue quien se encargó de presidirla y deseó fuerza y les otorgó consuelo en estos momentos de tristeza a los familiares y amigos de las víctimas. Minutos después sonó la marcha fúnebre y entonces trasladaron los cuerpos al Panteón.

La historia se dio vuelta en esta ocasión. Los socorristas debieron ser socorridos. Los rescatistas no pudieron ser rescatados. No se pudo salvar a los que siempre salvan.

Hasta siempre, héroes del Perú.

En las regiones piden apoyo y más conciencia
En Arequipa, el comandante de la Compañía 78, Cap. Ernesto Ordóñez, cuestionó la indiferencia de las autoridades que no apoyan su labor. “Esperamos tragedias como esta para hablar de los bomberos. Las autoridades deben tener más conciencia y apoyarnos”, señaló.

En Cusco, integrantes de la compañía bomberil demandaron al gobernador regional Edwin Licona priorizar el proyecto de implementar la institución con vehículos contra incendios y equipos de protección. Edwin Mansilla sostuvo que no cuentan con una escalera telescópica.

En Tacna, los bomberos se han visto obligados a realizar polladas para afrontar las carencias logísticas. El comandante de la VII Comandancia Departamental, Wilbert Leiva Rojas, detalló que tienen ocho unidades fuera de servicio, entre ambulancias y vehículos de rescate. “Se necesitan equipos de protección personal y respiración autónoma”, señaló.

Datos
Unidos. Juntos ingresaron al incendio, juntos murieron y juntos fueron sepultados en el cementerio Campo Fe de Huachipa.
Ayuda. Víctor Mondragón Tarrillo, comandante del CGBVP, dijo que los deudos recibirán todos los beneficios de acuerdo a ley.

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