Muhammad Ali, que iniciara su carrera como CassiusClay, casi para todos el más grande boxeador de todos los tiempos, el más grande dentro y fuera del cuadrilátero, defensor de los derechos civiles y de la no violencia, el hombre que cambió el boxeo, falleció la noche del viernes en un hospital de Phoenix (Arizona), a los 74 años de edad.
Su muerte ha trascendido lo cotidiano, como sucede cuando fallece una leyenda. Desde presidentes, políticos, empresarios, activistas sociales y hasta el más humilde boxeador, todos rinden homenaje a TheGreatest (el más grande), como él mismo se proclamó en su autosuficiencia juvenil, y que la historia confirmó por sus acciones.
Triple campeón mundial de los pesos pesados, deslumbró al mundo con su boxeo no convencional para la época, con sus bravuconadas salidas de tono para aumentar la venta de entradas a sus peleas, fue el hombre que se negó a ir a la guerra de Vietnam, «para no matar semejantes», dijo, y se convirtió en un pacifista y luchador por los derechos civiles.
Hizo temblar el «establishment» con su forma de ser, a veces demasiado descarnada, y llevó el boxeo a otra dimensión, lo que marcó el comienzo de la era de peleas millonarias por televisión.
Cuando los promotores inescrupulosos comenzaron a llevarse la mejor tajada del negocio, dejando a los boxeadores a veces en saldo negativo, Ali peleó en los tribunales y en el Congreso estadounidense para sacar adelante en 1999 la «Ley de Reforma del Boxeo Muhammad Ali», que protege los derechos y el bienestar de los pugilistas.
«Muhammad Ali transformó este país e impactó al mundo con su espíritu. Su legado será parte de nuestra historia por todo el tiempo», agregó Bob Arum, quien se inició en el negocio de la promoción precisamente con una pelea de Ali.
Sus acciones dentro y fuera del cuadrilátero dieron paso a las bolsas supermillonarias que hoy disfrutan muchos con menos talento y carácter. Floyd Mayweather, el púgil que más dinero ha ganado en la historia del boxeo, aseguró que sus grandes bolsas fueron posibles solo porque «Ali abrió el camino».
Nacido como CassiusMarcellusClay, el 17 de enero de 1942, en Louisville, Kentucky, cambió su nombre a Muhammad Ali en 1964, al calor del movimiento de los derechos civiles.
Su vida fue una novela. La novela de un niño pobre y tímido que se metió en el boxeo a los 12 años, cuando un malhechor le robó su bicicleta. Llorando fue a hacer la denuncia y Joe Martin, el policía que le atendió, lo convenció de que debía aprender a defenderse, y se convirtió en su primer entrenador en el gimnasio Columbia de Louisville.
Ali pasó sus últimos años devastado por el mal de Parkinson, pero nunca se retiró de la vida pública, ni tiró la toalla blanca al centro del cuadrilátero en señal de rendición. En lugar de ello, inició una cruzada contra la enfermedad, una más en la lista de las batallas de su vida extraordinaria.
El box le debe más a Alí de lo que Alí le debe a box. Descansa en Paz Campeón.
El box le debe más a Alí de lo que Alí le debe al box. Descansa en paz Campeón.