El desarrollo del megapuerto de Chancay, proyectado como símbolo del progreso y la modernización portuaria en Sudamérica, desató una feroz lucha territorial entre bandas criminales que ahora siembran el terror en la provincia de Huaral.
La presencia de mafias como Los Pulpos, Los Monos de Quepepampa y los Antitren encendió las alarmas entre autoridades y vecinos, que denuncian atentados, amenazas y extorsiones desde la puesta en marcha del gigante portuario.
A seis meses de su inauguración, el 14 de noviembre de 2024, los beneficios esperados del puerto operado por la empresa china COSCO Shipping Ports en alianza con Volcan Compañía Minera, contrastan con el recrudecimiento de la violencia.
Comerciantes y líderes vecinales denuncian que la región vive una guerra soterrada entre mafias que buscan controlar rutas de tráfico ilegal y negocios locales.
“En este año, desde enero hasta abril, ha habido hasta cinco balaceras. Han matado vecinos, han puesto dinamita en negocios, entre otras cosas, porque se han negado a pagar el cupo. Yo tengo 44 años, y nunca hemos visto este nivel de delincuencia antes acá”, advirtió Vladimir Cantoral, presidente del Frente de Defensa por la Dignidad y Libertad de Chancay.
Cantoral reveló que recibió amenazas de muerte por negarse a pagar extorsiones.
“Me llamaron pidiéndome dinero. Como me negué, me enviaron mensajes diciendo que iban a poner una bomba en mi casa. Luego me mandaron un video mostrando armas. Esa misma noche fui a la comisaría, y ahí encontré a otros comerciantes en la misma situación. El policía me dijo que esto ocurre todos los días”, relató.
La situación, según audios entregados a las autoridades, revela que las bandas delictivas estarían aliadas con redes criminales del Callao, lo que intensificó la disputa.
Los Pulpos, originarios de Trujillo; los Monos de Quepepampa, vinculados a Huaral; y los Antitren o Puros Hermanos Sicarios (PHS), una agrupación de delincuentes extranjeros provenientes de Ancón, Ventanilla y el Callao, estarían detrás de esta nueva ola delictiva.
“Por tomar posesión de ese sistema de tráfico de drogas nosotros quedamos al medio, por eso queremos que el Estado se haga responsable”, exigió Cantoral.
Mientras el megapuerto impulsa las exportaciones hacia China y se integra a la Nueva Ruta de la Seda, los pobladores locales enfrentan un escenario marcado por el miedo y la impunidad.