Durante la visita inopinada del congresista Segundo Montalvo, presidente de la Comisión de Educación del Congreso, a la universidad José Faustino Sánchez Carrión de Huacho. Una estudiante se acercó a entregarle una copia de la denuncia que presentó contra un docente por presunto acoso sexual. Sin embargo, en lugar de recibir apoyo, fue objeto de burlas y comentarios despectivos por parte de algunos docentes.
Mientras la joven entregaba el documento, se escucharon expresiones como «Dedícate a estudiar», en un claro intento de minimizar su denuncia. En ese contexto, el docente Juan Ramos emergió como una de las voces más agresivas, gritando con tono despectivo «¡Una alumna de quince mil, una de quince mil!», apoyado por otros docentes universitarios.
Lejos de mostrar empatía, Ramos continuó con su actitud indiferente y señaló: «Es solo una persona», como si la denuncia de la estudiante careciera de importancia. Luego agregó: «Ella puede decir lo que quiera», restándole gravedad a la acusación y dejando en evidencia la falta de compromiso de ciertos sectores académicos con la seguridad y bienestar del alumnado.
Este lamentable episodio reaviva el debate sobre la necesidad de erradicar la violencia de género en las universidades y garantizar espacios seguros para los estudiantes. Así sea una sola denuncia, es deber de las autoridades universitarias y docentes proteger a los jóvenes que ven en la educación una oportunidad de progreso, sin que ello implique soportar acosos, papeleos interminables y la indiferencia de quienes deberían velar por su formación y bienestar.