En una movida que sorprendió a Corea de Sur, el presidente Yoon Suk-yeol declaró la ley marcial este martes, generando un inmediato terremoto político en el país. El mandatario argumentó que la medida era necesaria para “preservar el orden constitucional”, pero rápidamente fue interpretada como un intento de controlar a la oposición, que mantiene la mayoría parlamentaria. Su decreto, sin embargo, duró poco: el Parlamento, dominado por el Partido Democrático, votó rápidamente para levantar la ley marcial y el mandatario luego anuló su decisión.
Yoon Suk-yeol encarna un fenómeno político singular en Corea del Sur: un ex fiscal convertido en presidente que ha enfrentado resistencia constante durante su mandato. Con índices de aprobación significativamente bajos, su gestión es rechazada por la mayoría de los surcoreanos. La situación se ha agravado tras su controversial declaración de la ley marcial, basada en una denuncia poco fundamentada sobre una supuesta infiltración de Corea del Norte en la oposición, lo que previsiblemente provocará un nuevo descenso en su ya reducida popularidad.