Este 6 de agosto ha sido declarado feriado en el Perú y hasta el año 2024 tiene por nombre: Año del bicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho. ¿Cuál es la razón?.
La batalla de Junín fue un combate que se desarrolló únicamente centre caballerías, usando solo armas blancas: lanzas, sables y puñales (no se disparó ni un solo tiro). El resultado tuvo gravísimas consecuencias para los realistas en su contramarcha desde Cerro de Pasco hasta el Cuzco. La más grave consecuencia fue la casi desaparición del ejército realista del norte, debido a las deserciones y la enorme pérdida de material de guerra durante su retirada.
El enfrentamiento tuvo lugar en la pampa Chinchaycocha y simboliza la lucha por liberarse de la opresión española. La victoria en Junín marcó el inicio del fin del dominio colonial, y fue el preámbulo de la definitiva Batalla de Ayacucho, que consolidó la independencia de América.
La acción militar sucedió así: Una carga de la retaguardia de Canterac (español), sorprendió a los Húsares de Colombia, que se batieron desordenadamente en retirada. Empeñados todos los escuadrones realistas en la persecución de un enemigo al que creían derrotado, perdieron su cohesión inicial, sin percatarse que aún quedaba sin entrar en batalla el primer escuadrón de Húsares del Perú, al mando del coronel Manuel Isidoro Suárez.
El flanco izquierdo y retaguardia de los realistas quedaron expuestos, y en ese momento, el mayor José Andrés Rázuri comunicó a Suárez una FALSA orden del general José de La Mar, dada a éste por Bolívar, de cargar a la caballería realista que galopaba en persecución de los patriotas. Ordenada y dirigida la carga por Suárez, los realistas fueron tomados totalmente desprevenidos y masacrados.
Ya los realistas empezaban a entonar el himno de la victoria cuando dos escuadrones al mando del teniente coronel Suarez, se lanzaron sobre los vencedores que se hallaban asimismo en el mayor desorden y confusión mezclados con los vencidos. Reunidos estos con aquella masa de bronce que se hallaba en perfecta formación, cayeron de nuevo sobre los diseminados realistas, los acuchillaron horrorosamente, los obligaron a ponerse en pronta retirada, y les arrebataron el campo de batalla.
”Atacados por sorpresa y atrapados entre dos frentes patriotas, los realistas se desmoralizaron y volvieron grupas, sin que el general Canterac que en ese momento se encontraba al frente de sus jinetes pudiera advertir el motivo de este contraste que se realizaba inesperadamente, sin que se pudiera imaginar cual fue la razón» según informó después al virrey La Serna. Arrojados a la llanura y dispersos en grupos aislados, los realistas fueron derrotados tras un encarnizado combate librado solamente con armas blancas (sables y lanzas), sin que se registrase durante la acción disparo alguno. Por esto se le llamó «la Batalla silenciosa».
Los jinetes del general Canterac fueron perseguidos hasta las filas mismas de su infantería, donde desoyendo las opiniones de algunos de sus oficiales, como la del coronel Dionisio Marcilla, que sugería reagruparse y volver al ataque. Canterac ordenó continuar la retirada con tal celeridad que en los veteranos e intactos batallones españoles se produjo el más sensible desaliento. El entonces brigadier Andrés García Camba diría años más tarde que en Junín la brillante y engreída caballería del ejército realista perdió todo el favorable prestigio y la ventajosa reputación que había sabido adquirirse en las gloriosas campañas anteriores.
En reconocimiento a la brillante acción de la caballería peruana, que tuvo el 46.5% de las bajas totales, el general Bolívar le cambió el nombre de Húsares del Perú por el de Húsares de Junín. El enfrentamiento duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos a una altitud de 4100 metros sobre el nivel del mar. El triunfo en la Pampa de Junín haría renacer la moral del Ejército Unido.
En el Parte de Batalla de reconocimientos de esta histórica acción, se lee casi al final: …al Comandante del primer escuadrón del regimiento de caballería de línea del Perú, Suárez, que condujo su cuerpo con la destreza y resolución que honrarán siempre a los bravos del Perú.
Hasta el año 2013 el Glorioso Regimiento Húsares de Junín, del Ejército del Perú, ejerció la función de escolta del Presidente de la República. Actualmente, es uno de los regimientos históricos del Ejército del Perú.
Luego de la batalla, el general José de La Mar, jefe de la división peruana, mandó llamar al mayor José Andrés Rázuri y tras amonestarle duramente por su indisciplina le dijo: «Debería usted ser fusilado, pero a usted se le debe la victoria». Refiere el general Guillermo Miller en sus memorias, que por la altitud de la llanura de Junín, el frío fue tan intenso durante la noche del combate casi todos los heridos de ambos bandos perecieron.
La batalla de Junín en la literatura
El himno nacional de Colombia, escrito por Rafael Núñez, menciona esta batalla en la sexta estrofa.
El poeta ecuatoriano José Joaquín de Olmedo, de Guayaquil, escribió un famoso poema sobre la batalla.
El escritor argentino Jorge Luis Borges escribió un poema sobre el coronel Isidoro Suárez, ancestro del propio Borges por su familia materna.
El escritor peruano Ricardo Palma escribió una tradición referente a la batalla de Junín en su obra Tradiciones peruanas llamada «El clarín de Canterac».