En nuestras ciudades, la población se ha volcado mayoritariamente a las calles, causando aglomeraciones en locales y calles. Muchos sacan a los niños sin precaución alguna y no faltan los que desechan las mascarillas, pues creen falsamente que el coronavirus es cosa del pasado.
Tremendo error. Estamos en la etapa más peligrosa, donde se deben extremar los cuidados para evitar el contagio, que puede venir de aquellas personas que son portadoras del virus pero que no hacen la enfermedad porque son asintomáticos.
«Tener un alto porcentaje de asintomáticos es peligrosísimo», dice el profesor Andrea Crisanti, profesor de Epidemiología y Virología del Hospital de la Universidad de Padua y del Imperial College de Londres, «porque esas personas siguen su vida habitual y contagian a un número muy elevado de personas».
No olvidar que tenemos muchos factores en contra: Muchos no acataron debidamente la cuarentena. Hasta hoy no se han hecho pruebas suficientes para identificar plenamente a los infectados y muchas de esas personas, se dedican a los negocios en tiendas, mercados o en forma ambulatoria.
Solo queda rezar, para que en esta nueva etapa se cumplan seriamente los protocolos de bioseguridad y nos cuidemos unos a otros con mucha responsabilidad.