Ya tenemos más de 60 días de aislamiento social obligatorio, pero “Manuelito”, “La Chata” y otros de nuestros conocidos orates huaralinos, o mejor dicho personas con discapacidad mental en estado de abandono, contraviniendo todas las recomendaciones: sin mascarilla, sin guantes, sin la recomendada higiene de los alimentos que ingieren y sobre todo, en la vía pública y en contacto permanente con el piso de la calle.
¿Cómo es que estas criaturas de Dios no han sido las primeras víctimas de este flagelo que azota a toda la humanidad? . Los especialistas responden que es porque han adquirido una increíble capacidad inmunológica contra todos los microbios que acechan al hombre y por eso no se ven afectados por ninguna peste mortal.
Pero, el problema es que ellos pueden ser asintomáticos de la enfermedad y de ser así tendrían la capacidad de contagiar a todos aquellos que se les acercan a alcanzarles algún alimento o simplemente por los virus que esparcen en su tránsito por las calles.
Eso los convierte en personas que debieran ser atendidas por las autoridades, para ponerlos en urgente condición de aislamiento, más nadie parece interesarse por ellos.