Los gemelos José y Raúl Calixtro hacían todo juntos: desde pequeños les gustaba el deporte, sobre todo el fútbol, y vestirse con la misma ropa. Un día decidieron dejar la universidad para postular a la policía y ambos llegaron a ser técnicos de la Policía Nacional del Perú (PNP). Raúl entró a trabajar en la Dirección de Prevención de Investigación de Robos de Vehículos, mientras que su hermano al Escuadrón de Emergencia Este 1. Desde sus puestos, los dos enfrentaban al coronavirus.
Inseparables como siempre, los gemelos decidieron pasar la prueba rápida a mediados de marzo. Salieron negativas. Pero desde hace dos semanas Raúl empezó a sentir síntomas de la enfermedad. La noche del 13 de abril, se acercó al hospital Augusto B. Leguía, en el Rímac, para pasar otra vez la evaluación. Hizo una cola de tres cuadras en la madrugada para que al final le dijeran que se habían acabado los dispositivos. Volvió a casa con su familia, pidió permiso en el trabajo y se aisló.
José no dejó de estar pendiente de su hermano. Luego de patrullar, lo visitaba para llevarle alimentos y medicinas. Por esos días, José también empezó a sentirse mal. El viernes 17, los dos fueron al hospital Hipólito Unanue para confirmar si habían contraído el COVID-19. Les dijeron que el resultado de la prueba molecular recién lo tendrían en cuatro días. Con esa duda, ambos regresaron a sus hogares en San Juan de Lurigancho.
Para el domingo 19, los dolores eran insoportables. José decidió ir a una clínica y llamó a su hermano para que le diera el alcance. Escucharon el precio de la posible atención: más de S/100 mil. Resignados, volvieron al hospital Leguía. Antes de pasar por consultorio, Raúl se desvaneció. Eran las 11 a.m. Los médicos le conectaron oxígeno y lo trasladaron de inmediato al Hospital Central de la Policía Nacional.
José, quien también estaba recibiendo oxígeno, se quedó esperando afuera de Emergencia a que le sacaran unas placas y a que una cama estuviera disponible para ser internado. Así estuvo hasta pasadas las 4 p.m.
La última vez que se vieron fue la noche de ese domingo. Los dos estaban en el Hospital Central porque el Leguía ya había colapsado. El siguiente problema fue que, en ese momento, solo había un ventilador mecánico disponible. Médicos consultados para esta nota cuentan que Raúl cedió el turno a su hermano. Sin embargo, ya era demasiado tarde: la madrugada del lunes 20, José falleció de un paro cardiorrespiratorio. Tenía 49 años y dos hijos: uno de 19 y el otro de 9. Al día siguiente, llegaron los resultados de los test moleculares: ambos dieron positivo por COVID-19.
“Estamos luchando por salvar a Raúl”, dijo uno de los médicos del hospital .
Lo sucedido con los hermanos Calixtro demuestra el drama y el abandono por el que atraviesan los policías en el país, quienes tienen la orden de hacer cumplir la cuarentena, pero a la vez están expuestos al contagio.
El ministro del Interior, Gastón Rodríguez, precisó ayer que hasta el momento han fallecido 17 policías por el COVID-19 (11 de ellos en Lima) y otros 1.300 están contagiados.
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