En los últimos días hemos recibido muchas de noticias sobre casos de coronavirus, órdenes de cuarentena y escasez de suministros médicos, pero también se reportaron ciertas historias «felices» sobre animales que ocupan espacios dejados ante la ausencia de la humanidad.
Por ejemplo, se informaron casos de cisnes que habían regresado a los canales venecianos desiertos. Delfines también. Y un grupo de elefantes se paseó por una aldea en Yunnan, China, se emborracharon con vino de maíz y se desmayaron en un jardín de té.
Estos informes de triunfos de la vida silvestre en países afectados por el nuevo coronavirus obtuvieron cientos de miles de comentarios y reacciones positivas de los cibernautas. Se volvieron virales en Instagram, Twitter, Facebook y Tik Tok. Hicieron titulares de noticias.
Si hay un lado positivo de la pandemia, la gente decía que esto era todo: los animales se estaban recuperando, corriendo libres en un mundo sin humanos.
Sin embargo, nada fue real.
National Geographic reveló que, por ejemplo, los cisnes en las publicaciones virales aparecen regularmente en los canales de Burano, una pequeña isla en el área metropolitana de Venecia, donde se tomaron las fotos.
Los famosos «delfines venecianos» en realidad fueron filmados en un puerto de Cerdeña, en el mar Mediterráneo, muy lejos de Venecia.