Carne de camello o de canguro, ranas vivas, civetas asiáticas, lobos, zorros o puercoespines; estos son algunos de los 112 tipos de animales que hasta hace unos días se ofrecían en el mercado mayorista de Huanan, en la ciudad china de Wuhan, provincia de Hubei, considerado por los investigadores como el origen del coronavirus que ya ha cobrado la vida de 17 personas y contagiado a otras 500.
La primera víctima, un hombre de 61 años, había asistido al mercado en diciembre del 2019. Días después, acudió al hospital por síntomas similares a los de una neumonía y al poco tiempo falleció. Poco después, trabajadores del lugar comenzaron a presentar síntomas similares. Las autoridades chinas ordenaron el cierre del lugar, donde se encontraron heces de lobos y roedores.
Sin embargo, pese a que la ciudad de Wuhan -hasta antes de este brote- no era tan conocida internacionalmente como Beijing o Shanghái, figura entre las 50 urbes más grandes del mundo y es una de las más conectadas de China.
Por ello, el cierre del mercado parece haber llegado un poco tarde a la ciudad de 11 millones de habitantes.
El aeropuerto internacional de Wuhan, por ejemplo, recibió a 20 millones de pasajeros en el 2016, 700 mil más de los que llegaron al aeropuerto Jorge Chávez ese mismo año. De este modo, según las investigaciones, el virus habría llegado hasta Estados Unidos, Tailandia, Corea del Sur, Taiwán, Japón y posiblemente a México, donde hay dos casos por confirmar.
Con el informe de que el virus podía ser contagiado entre humanos, el miedo incrementó en Wuhan. La prolífica metrópolis, la séptima más grande del país, concentra a 230 de las 500 compañías más grandes del mundo, 35 instituciones de educación superior que acogen a unos 700 mil estudiantes y diversas zonas industriales que albergan desde fábricas artesanales hasta desarrolladores tecnológicos y bioempresas.
Entre los principales inversores en la ciudad se encuentran los franceses, con más de 100 firmas galas Wuhan es la ciudad china que más empresas de ese país acoge.
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