Las autoridades españolas recomiendan que los niños menores de 10 años y las embarazadas eviten consumir atún, pez espada, tiburón y lucio debido a que poseen mercurio, un metal pesado dañino para la salud.
De este modo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) endurece sus recomendaciones basados en nueva evidencia científica que muestra el alto contenido de estas sustancias químicas que alteran el equilibro hormonal de las personas.
La organización refiere que la mejor alternativa al atún y pez espada son las especies con menos cantidad de mercurio, como el abadejo, anchoas, chipirones, langostinos, pulpo, salmón, calamar o trucha, entre otros.
El mercurio es considerado un disruptor endocrino por interferir en las primeras etapas del desarrollo, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. Los disruptores endocrinos son compuestos químicos presentes en muchos productos como juguetes, recibos, plásticos, pinturas, vestidos o productos fitosanitarios que afectan al sistema hormonal.
“Hay productos que contienen lo que llamamos disruptores endocrinos, es decir, que afectan y alteran el sistema endocrino, y que están presentes en todo tipo de objetos de consumo habituales: en los embalajes, en los cosméticos, en los textiles y hasta en los alimentos. Estamos expuestos a ellos a diario”, explica a El País Nicolás Olea, experto en disruptores endocrinos de la Facultad de Medicina de Granada.
Este año también se conoció un nuevo estudio franco-español que mostraba los efectos de los contaminantes químicos en las embarazadas y bebés recién nacidos que están expuestos a disruptores endocrinos. La investigación señala que os niños expuestos a un cóctel de contaminantes químicos durante el embarazo de su madre y los primeros meses de vida tienen más probabilidades de tener una función respiratoria reducida.
Algunas sustancias “pueden estar asociadas a una disminución de la función respiratoria en los niños”, explica en una declaración conjunta el Inserm, el CNRS, la Universidad de Grenoble Alpes y el ISGlobal (Instituto de Salud Global) de Barcelona.
Los investigadores mencionan en particular los compuestos perfluorados (PFC, que se encuentran en particular en las sartenes antiadherentes, ciertos envases de alimentos y recubrimientos antimanchas), el etilparabeno (un conservante usado en muchos cosméticos) y varias moléculas derivadas de la degradación de los ftalatos.