Policías y violencia de género. Más allá de la sanción.
Por: Bruno Fernández de Córdova/Grupo Valentín
Dios, Patria y Ley. Así reza el lema de un cuerpo que debe defendernos. Ley… Sin embargo, en semanas pasadas los policías Anthony Moreno (22), Ángel Solano (23) y Jonathan Ayala (25) han sido acusados de violación sexual y secuestro.
La víctima, de 18 años, denunció que los policías la doparon –a ella y a su amiga– en una discoteca, luego de lo cual las forzaron a subir a un mototaxi -del cual su amiga escapó. Los tres policías, que debían brindarle protección a ella y a todas las mujeres peruanas, perpetraron el abuso sexual y mantuvieron secuestrada a la joven durante 12 horas.
Como corresponde, los procesos ya se encuentran en marcha. Los tres policías se encuentran con mandato de prisión preventiva y ahora recae en el Ministerio Público realizar una investigación diligente e iniciar el juicio oral en los plazos de ley. Asimismo, la Inspectoría del Ministerio del Interior ha informado que realizará las investigaciones a nivel administrativo. Sin embargo, hay que decirlo estos procesos no son suficientes. No basta con una sanción individual, porque estamos ante una muestra más de que la violencia sexual y machista se ha aferrado a todas las estructuras del país. No basta porque –con justa razón– las mujeres peruanas desconfiarán aún más de la PNP. Recordemos que la violación sexual es también un delito de poder, en el cual la mujer es deshumanizada. ¿Cómo confiar en una institución que sumados a todos los problemas de desprestigio ahora tiene miembros denunciados por violación? Ver este caso únicamente de modo aislado no permitirá prevenir otros ni producir una discusión y cambio en una institución que hace años necesita ser diferente.
Primero necesitamos respuestas más allá de los hechos específicos. ¿Qué educación están recibiendo los futuros policías en las escuelas de oficiales y suboficiales de la PNP? ¿Qué contenidos se imparten sobre derechos humanos o violencia de género? Estamos ante tres denunciados entre 22 y 25 años ¿Hasta hace cuanto acudieron a dichas escuelas los policías ahora detenidos? ¿Qué formación recibieron? El Ministerio del Interior debe hacerse responsable también del personal policial que resguarda a la ciudadanía, al que dota de autoridad, armas y fuerza para brindar protección. Es por ello que resulta indispensable que se revisen los contenidos curriculares de las escuelas de la PNP, en conjunto con el Ministerio de la Mujer, la Defensoría del Pueblo y la sociedad.
Asimismo, todo el personal policial –independientemente de su grado jerárquico o años de servicio– debe pasar por una profunda capacitación en enfoque de género y derechos humanos. Capacitaciones periódicas, permanentes y cuantificables. Con resultados esperados, indicadores e incentivos para la mejora. Desde generales hasta los suboficiales. El cambio de las estructuras hacia una policía con enfoque de género es indispensable. Se debe garantizar no solo que el Ministerio sancionará a los responsables de este acto, sino que se hará responsable de prevenir cualquier abuso sexual o inacción ante estos por parte de sus miembros. Recordemos que muchas veces la Comisaría es el primer punto de encuentro entre una víctima de violencia sexual y el Estado. Si queremos construir una sociedad justa, dicho contacto debe ser de cuidado, respeto y sin revictimización.
Y ello debe llevarnos a una tercera medida: debe haber una respuesta política. No solo sobre los actos y la formación de los policías, sino también respecto del proceso de denuncia, pues la madre de la víctima ha señalado que inicialmente no quisieron recibirla en la Comisaría de Paramonga. Es verdad que el espacio ideal para brindar estas respuestas actualmente no se encuentra en ejercicio de todas sus competencias, pero el ministro debe encontrar el modo de rendir cuentas ante la ciudadanía.
El hecho ha sido profundamente lamentable y nos ha demostrado cuán enquistado se encuentra el abuso sexual y la violencia contra la mujer. La ciudadanía, principalmente las mujeres peruanas, merece una explicación de los hechos, un compromiso con la sanción, pero sobre todo con la prevención. La situación ya no da para solo un tratamiento individual.
En suma, toca reflexionar sobre a qué peruanos les damos, junto a las armas de reglamento, la responsabilidad de cuidarnos: cómo los formamos y para qué. Tal vez Dios-Patria-Ley ya quedó desfasado y necesitamos más Derechos, Ciudadanía y Respeto.
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