No creyó que hacer la división de bienes le costaría entrar en el olvido total. En la provincia de Pomabamba, un humilde padre de 70 años, quien vive postrado en una cama y en la miseria, protegido de la intemperie con plásticos y al aire libre, afronta el peor momento de su vida, no solo por lo material, sino por el abandono en que sus hijos lo han dejado.
Todo lo contrario, sucede con sus vástagos, quienes viven en la comodidad y con los servicios básicos, incluso uno de ellos es regidor. Según se conoció, el infortunado hombre tomó la decisión dividir lo que había conseguido a lo largo de una vida de trabajo, sin embargo, a sus hijos poco les importó el sacrificio y terminaron por desalojarlo.
Al verlo en esta deplorable situación, sus vecinos clamaron a la Beneficencia Pública tomar cartas en el asunto, así como a Defensa Civil y otras instituciones públicas tutelares del derecho y la protección del ser humano, puesto que en estos momentos don Natividad Vega Ayala es como un indigente.
Era la única salida a la inoperancia de la propia familia del septuagenario: hijos y nietos brillan por su ausencia. El propio adulto mayor le contó a un medio de comunicación local que decidió darles herencia anticipada a sus vástagos, en la cual incluyó terrenos de su propiedad.