Un grupo de sabios médicos alemanes han encontrado que no importa si uno bebe primero vino o cerveza (o viceversa). Por último, ni siquiera importa si la persona mezcla otras bebidas, si bebe demasiado no podrá evitar la resaca. Los resultados de tan innovador estudio han sido publicados en el Journal of Clinical Nutrition.
La resaca ocurre después del abuso del alcohol. Es una condición caracterizada por una serie de síntomas desagradables como dolor de cabeza, sequedad de la boca, y náuseas. Hasta ahora no se conoce a ciencia cierta qué la causa. En consecuencia, si bien no existe un modelo fisiopatológico confiable, los medicamentos médicos ayudan con la resaca.
Las personas a las que les gusta beber confían en la sabiduría popular, por ejemplo, no mezclan bebidas alcohólicas («grano o uvas»), ni aumentan el porcentaje de alcohol en la bebida. Sin embargo, a pesar de la fama de estos “conocimientos”, hasta ahora no habían sido puestos a prueba por los científicos.
Pero ¿para qué existe la ciencia si no es para probar este tipo de creencias populares? Por eso, un grupo de médicos de la Universidad de Witten Herdecke en Alemania, dirigidos por Kai Hensel, decidió realizar una serie de experimentos y compararon qué tan fuerte sería la resaca si las personas beben primero cerveza y luego vino, o viceversa.
Los investigadores invitaron a 90 voluntarios sanos de 19 a 40 años para participar; 45 hombres, 45 mujeres. Fueron seleccionados de modo que cada tres (en varios casos dos) participantes eran del mismo sexo y edad, aproximadamente del mismo peso y altura, bebían aproximadamente la misma cantidad de alcohol y con la misma frecuencia sufrían de resacas. Los voluntarios se dividieron al azar en tres grupos: dos experimentales, 31 personas cada uno y un grupo de control, en el que había 28 participantes.
«El hecho es que beber demasiado alcohol puede llevar a una resaca. Podrá predecir con precisión cómo se sentirá al día siguiente, solo con ver lo borracho que está o si está enfermo. Tenemos que prestar atención a estos signos cuando bebemos», dice el autor principal del estudio, Jöran Köchling.
Los investigadores midieron la intensidad de la resaca en base a ocho síntomas. Entre ellos se encontraban dolor de cabeza, náuseas, mareos, y sed. Los participantes calificaron cada síntoma en una escala de cero a siete, y luego se agregaron todas las evaluaciones.
Resultó que la secuencia de bebidas alcohólicas o su mezcla en principio, no afectan la intensidad de la resaca. Casi todos los participantes en los experimentos, ambas veces, estimaron el poder de su resaca casi por igual. Los científicos no encontraron una correlación entre la intensidad de la resaca y el contenido máximo de alcohol en la respiración. En este caso, las mujeres en ambos casos se quejaron de una resaca más fuerte que los hombres (P = 0,009).
Los científicos advierten que a pesar del hecho de que no encontraron una correlación entre el contenido de alcohol en la respiración y la intensidad de la resaca, esto no significa que uno pueda beber hasta quedarse azul. Quizás no exista tal correlación. “El hecho es que beber demasiado alcohol puede llevar a una resaca. Podrá predecir con precisión cómo se sentirá al día siguiente, solo con ver lo borracho que está o si está enfermo. Tenemos que prestar atención a estos signos cuando bebemos», dice el autor principal del estudio, Jöran Köchling.