Myriam D. quería tener hijos pero sin relaciones sexuales por lo que visitó una web de hombres y mujeres, en las que ambos desean concebir sin necesidad de tener sexo. Tras conversar con algunos usuarios, la mujer contactó con Guillaume Flahaut con quien llegó a un acuerdo para recibir su esperma.
Tras negociar, la mujer llegó con el esperma a casa y se lo inyectó. “Me introduje el esperma con una inyección de Dolipran”, señaló la ciudadana francesa. Este proceso es conocido como inseminación artificial artesanal.
Cuando supo que quedó embarazada, ambos coincidieron en que debían vivir juntos, razón por la que Flahaut se mudó temporalmente a la casa de la madre. Tras unos meses, la mujer calificó la convivencia como un fracaso y aseguró que cuando el pequeño naciera lo mataría o abortaría.
Y así fue, cuando su pequeño hijo nació, ella no tuvo piedad y cuando cumplió 10 meses lo llevó hasta el balcón de un séptimo piso y lo lanzó. “No recuerdo como me vino la idea. Sencillamente, lo cogí en brazos, me asomé por el balcón y lo dejé caer (…) Era un niño magnífico”, dijo la madre.
Traumas la persiguen desde la niñez
Ante el tribunal, la mujer relató penosos recuerdos de su niñez. Myriam dijo que desde muy pequeña tuvo que soportar los abusos sexuales de su padre adoptivo, razón por la que no había dejado que ningún hombre la tocara.
“Cuando me hice mujer deseé muy pronto ser madre, pero sentía asco y fobia ante los hombres que deseaban poseerme físicamente”, señaló la inculpada.
“Quería un padre para mis hijos, pero no he tenido suerte. Mi primer hijo nació con el síndrome de Down. Luego, el segundo, nacido del esperma de otro gay, nació en malas circunstancias. Era un niño magnífico (…)”, agregó.