Vecinos de la calle El Palmo, en la zona aledaña al Camal de Huaral, se quejaron de los olores pestilentes que emanan de los restos de los animales beneficiados, que a veces caen de los vehículos que los transportan o porque son dejados en bolsas para el camión recolector, pero los perros destrozan y esparcen por la calle, atrayendo moscas y otros insectos, sin que nadie se haga cargo del asunto.
Pidieron a los trabajadores del Camal, a los efectivos de la baja policía o a las autoridades, poner más atención respecto a este problema.