En su lecho de muerte, Eyvi Ágreda, de 22 años, vio cumplido su sueño de reunir a toda su familia en la capital.
«Mi hermana siempre decía: ‘Yo los voy a reunir a todos porque quiero que estén juntos en Lima’, y gracias a ella se congregó mi familia… Quizá por esto nos hemos conocido más, por eso quiero pedirles a los Ágreda y Marchena: sigamos estando unidos y apoyémonos cuando podamos, seamos solidarios con todos», expresó James Ágreda, antes de despedirse por última vez de su hermana menor.
Una familia unida
Desde las 3 de la tarde, una larga fila de mujeres –portando una rosa blanca en la mano– despidió a Eyvi durante su sepelio en Comas.
En medio del cúmulo de rosas, y rodeada de la compañía de sus hermanos, padres y primos, la joven cajamarquina –que fue atacada dentro de un bus de transporte público en Miraflores– fue sepultada la tarde del domingo en el cementerio de Belaunde.
«Dios le puso un destino a mi hermana y quizá ese fue su destino, unir a toda nuestra familia. Gracias a ella ahora nosotros nos conocemos», agregó otro de sus hermanos, mientras se abrazaba con el resto alrededor del ataúd.
Junto a su abuelita
La decisión de enterrar a Eyvi en Lima y no en su natal Cajamarca se debió a que en el cementerio de Belaunde descansan los restos de Sandra, su abuelita materna con quien vivió durante varios años y quien siempre la apoyó e inculcó el deseo de superación.
«Ella convivió con la abuelita desde que se vino a Lima a estudiar y trabajar para un día poder reunirnos a todos los hermanos en Lima», afirmó James, quien recordó que todos sus hermanos viajaron a Lima luego del ataque a Eyvi, por lo que esa situación también pesó para no sepultarla lejos.
La Republica