Con una rutina no convencional, y sin medir las consecuencias, la cirujana estética Windell Davis Boutté, se grababa bailando alrededor de sus pacientes, quienes yacían inconscientes, y luego compartía los vídeos en las redes sociales.
Actualmente, y tras una investigación y una serie de denuncias por parte de sus pacientes, Boutté, quien trabajaba en su propia clínica en Lilburn, estado de Giorgia, Estados Unidos, enfrenta cuatro juicios por mala praxis, que incluye el daño cerebral de una mujer, además de haber dejado cicatrices que deformaron a los denunciantes.
Según medios locales, una de sus víctimas, identificada como Icilma Cornelius, sufrió un paro cardíaco, pasó demasiado tiempo sin que el oxígeno llegara a su cerebro, y como consecuencia necesita atención por el resto de su vida.
Otro caso es el de Monte Jackson, quien sufrió un coágulo sanguíneo peligroso como resultado de un tratamiento de la cirujana, pero que además, tuvo un problema peor cuando descubrió que Boutté compartió una fotografía en Instagram, sin su permiso, y en el que mostraba su trasero mientras ella estaba inconsciente.
Las hermanas Mitzi McFarlan y Kristine Dolly debieron recibir un tratamiento llamado SmartLipo, en el que se usa láser, pero que la cuestionada cirujana la cambió por una liposucción común, y les dejó cicatrices de importancia.
Hasta ahora, se encontraron hasta 20 videos de Windell Boutté en la red, en los que canta y baila con su equipo en plena cirujía, o quizá poco antes, pero siempre muestra a sus pacientes inconscientes.