Es uno de los seis sobrevivientes de la tragedia del serpentín de Pasamayo, que cobró la vida de 48 personas, pero su historia de cómo se aferró a la vida es aún más sorprendente.
El joven se lanzó por la ventana del vehículo al advertir que este se había salido de la ruta y que se iba directamente al precipicio.
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El joven de 24 años logró saltar a tiempo y quedó en la parte superior del acantilado. De haber sido arrastrado hasta el fondo del barranco, posiblemente su final hubiera sido distinto.
A salvo, Jiménez Vilcayauri subió a la pista y tomó un auto particular rumbo a Chancay. En el nosocomio de esta ciudad, los médicos solo le diagnosticaron una fractura en el brazo.
«Él refiere que al ver que el ómnibus se precipitaba, él se ha tirado y ha caído al piso antes de que el ómnibus se desbarranque al precipicio. Por eso es que solo tiene golpes sin consideración y está en emergencia del hospital», contó el director en diálogo con Canal N.
Máximo Jiménez Vilcayauri está fuera de peligro, pero por precaución en las próximas horas será sometido a una evaluación para descartar un posible traumatismo encefalocraneano.