Retes, fue lugar de aquella leyenda que aún esta viva en aquel cerro misterioso, que desaparece hombres y mujeres.
Hace años las haciendas en Huaral eran el auge del pueblo y Don Mariano era dueño de la ex Hacienda Retes, rico hacendado que con gran esfuerzo tenía una de las grandes haciendas en Huaral.
Solo tuvo una hija, con la mujer que amaba tanto y tras sus largos años falleció dejando de propietaria a su única hija, Maria Paz.
Cuando murió su padre, María Paz tenía 25 años, pero sabía el manejo de la hacienda porque siempre se encontraba alerta lo que hacia su padre, luego de meses de la muerte del progenitor, el agua empezó a escasear en aquella zona y la producción de la hacienda empezó a desaparecer.
Los peones de la hacienda cada día iban con una noticia desagradable a la habitación principal.
Una noche tras pensarlo mucho, llamó a la mamocha de la hacienda, diciéndole que llame al brujo vecino de su hacienda, asustada la mamocha llamó aquel brujo tan conocido, erguido pero con rostro desfigurado, entro a la habitación y Maria Paz mandó a todos a dormir, pero la mamocha se quedó a mirar y escuchar por una pequeña rendija de la ventana. Más pudo su espanto cuando al terminar la conversación entendió que la llamada del brujo no era nada buena y solo era un arregló para que el mismísimo diablo entrará en conversación con la muchacha.
La mamocha asustada corrió donde el peón, trayéndole de las mechas, cuando llegaron a la rendija, ya no era el brujo sino un cuernudo hombre con un largo abrigo donde se notaba sus patas de pollo y una cola larga como la serpiente, con una voz roncosa pero muy fuerte lograron escuchar el acuerdo que Maria Paz hizo con el diablo.
“Ya que necesitas de agua para florecer esta hacienda, y tu padre esta tan muerto, yo no te defraudaré pero tu alma mia será si accedes a mi gran ayuda”
Maria Paz aceptó y daría su alma a cambio de hacer de nuevo una gran hacienda con gran producción; el acuerdo que le dijo el diablo fue que sus humildes servidores construirían un regadío desde el cerro más cercano llevando agua fresca y abundante, solo para las tierras de su hacienda, acordaron verse y pactar el trato a la madrugada siguiente y aquel hombre desapareció como si se tratara de aire.
La mamocha asustada, entro a la habitación diciendo: “ama mia, ¿qué ha hecho?”, Maria Paz en su desesperación lloró ante la mamocha sin saber el error que había cometido, pero la mamocha le dijo que no se preocupara que todos iban a ayudarla para que no pierda su alma, y así fue.
Al día siguiente al atardecer aparecieron pequeños hombres con largas colas y grandes orejas en las tierras con grandes herramientas, eran especies de picos pero que hundían en lo más profundo de la tierra, los trabajadores asustados fueron con la ama, y ella les dijo que no teman que todo iba a estar bien.
A las 5 am apareció el diablo en el cuarto de Maria Paz para cobrar su arreglo, grande fue su sorpresa cuando ella dispuesta a terminar el pacto, se escuchó el cantar de un gallo, la imagen del diablo espantado maldiciendo a Maria Paz quedando la imagen del diablo en aquel cerro cercano a la hacienda.
Desde esa época nadie pasa por aquellas tierras cercanas a aquel cerro que tiene la figura del rostro de un hombre cuernudo con la boca abierta, aún se ve como si en el cerro le hubieran tallado aquel rostro y dicen que en noches muy oscuras se escucha la maldición que aquel hombre con patas de pollo le dijo a María Paz.
” Nunca nadie se olvidará de este día, tu alma y de tus descendientes mías serán“
Por: Oriana Bancayán Zeballos