Poco después de que Eduardo Romero Naupay matara a cuatro personas e hiriera a otras nueve el último viernes en Independencia, la policía intervino su domicilio, en Los Olivos. Con autorización de la fiscalía, los agentes hallaron cerca de 85 municiones para dos tipos de pistolas y para fusil, además de cacerinas y una caja portaarmas.
«50 municiones Magtech, 25 municiones Fiocchi 380, 3 caserinas, 9 municiones 9 mm, 1 munición para fusil 392, 1 caja porta-armas color negro Bersa», dice el reporte de lo incautado.
Entre sus pertenencias también había certificados de antecedentes penales y judiciales, copias de recibos de luz, así como consultas de multas electrónicas.
Agentes de la División Territorial Norte de la policía confirmaron a El Comercio que el sujeto –quien fue abatido por un suboficial de franco– empleó dos pistolas, una Bersa calibre 9 mm corto y una Pietro Beretta también 9 mm corto, para atacar a sus víctimas.
“No es normal que una persona cuente con todo ese material”, precisó un oficial de la zona norte que sigue de cerca el caso. Romero se había desempeñado como agente de seguridad.
Jorge Ponce, ex representante de la Gerencia de Seguridad Ciudadana de Lima, cuestionó que haya sido un policía de franco el que actuó al momento de la masacre, cuando otros agentes deberían haber estado en esta concurrida zona comercial. “El asesino hizo un largo recorrido en el centro comercial sin que nadie lo detuviera”, dijo.
Familias dolidas
El velatorio de Romero se realizó en la iglesia Virgen de Fátima, ubicada a la espalda de su casa, en Los Olivos. Solo unas ocho personas asistieron, y casi nadie quiso hablar sobre la masacre ocurrida en el centro empresarial y financiero.
“Él perteneció a la Marina de Guerra del Perú, trabajaba vendiendo salchipapas para mantener a su mamá, que está en Huánuco, y se molestó porque la municipalidad lo botó”, dijo una pariente que no quiso identificarse. Con la mirada fija en el féretro, ella negó la primera versión del crimen, la cual aseguraba que el atacante buscaba a una mujer.
Posteriormente, los restos de Romero fueron enterrados en el camposanto Parque del Recuerdo de Puente Piedra. Allí sus allegados pidieron perdón a los familiares de las víctimas.
Ayer también se realizó el velatorio de Gloria Mostacero, de 25 años, una de las jóvenes asesinadas por Romero. Su casa estaba repleta de amigos y familiares entristecidos.
En tanto, los restos de Nicole Muñoz, de 19 años, fueron llevados a Pisco para el último adiós. En su vivienda solo permanecía instalado un toldo blanco.
Otra de las víctimas fue el agente de seguridad de la discoteca Seven César Arellano, quien será enterrado hoy en Piura. Él recibió dos balazos en la cabeza cuando intentó defender a su compañera de trabajo.
Hasta el momento, el móvil que maneja la policía sobre el crimen de Romero es una supuesta venganza por las acciones de fiscalización que realizaba el municipio contra los puestos informales.
El Comercio