Se cumplen 24 años de aquel 12 de setiembre de 1992, en que fue capturado el mayor criminal de la historia del Perú: Abimael Guzmán Reynoso, líder del sanguinario grupo terrorista Sendero Luminoso, que desoló al país. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación estimó que el Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso fue responsable de 31,331 muertes.
La caída. La llamada «La Captura del Siglo» causó asombro y un atisbo de paz en los hogares peruanos, al conocerse un sábado por la noche que el autodenominado “Presidente Gonzalo» había caído junto a su cúpula partidaria al interior de una casa en el distrito de Surquillo. La violencia ya había llegado a Lima y el atentado en Tarata, en el corazón de Miraflores el 16 de julio de 1992, mostró a todo el país lo que ya había sufrido el interior del país.
Operación Victoria. Esta hazaña se logró gracias al trabajo del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), de la Policía Nacional del Perú, tras 29 meses de paciente seguimiento. Valiéndose de todas las estrategias de inteligencia posibles para dar el golpe definitivo, los agentes del GEIN buscaron pistas hasta en basureros, para finalmente ejecutar la que denominaron «Operación Victoria».
“Se gana o se pierde”. La consigna fue respetar la vida del prisionero Abimael Guzmán, que al frente de Sendero Luminoso causó la muerte de miles de peruanos durante más de una década. «Usted tiene que saber que en la vida se gana o se pierde. Esta vez le ha tocado perder. Espero que haga una interpretación dialéctica de esta situación», son las palabras para el recuerdo que le dijo el general Ketín Vidal, entonces jefe de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (Dincote), al estrecharle la mano a Guzmán Reynoso. El general Vidal invitó a tomar asiento al terrorista, quien luego le respondió: «Es cierto que me han detenido y que detendrán a muchos más. Pero lo que está aquí (señaló su cabeza) y el pensamiento del pueblo, nadie lo va a eliminar». A las 09:30 p.m., Vidal hizo llamar a Palacio de Gobierno para dar la buena noticia, la misma que se convirtió en el hecho más importante del año, y su presentación en un traje a rayas significó el inicio del fin de la pesadilla terrorista.
Sigue preso. Abimael Guzmán está en la Base Naval cumpliendo su condena a cadena perpetua por el delito de terrorismo contra el Estado. Se encuentra totalmente aislado y sin contacto con otros internos.