Ante el constante maltrato, a la que era sometida por su esposo, decidió buscar la ayuda de las Rondas Urbanas y así parar la violencia de la era víctima por los celos infundados de su esposo, pues en reiteradas ocasiones dijo que la golpeó.
La mujer, quien prefirió mantener en reserva su identidad, explicó ante los ronderos que su esposo ni siquiera se encarga de la manutención de su familia y ella debe buscar el alimento diario para sus hijos.
El acusado en su defensa dijo que tenía sospechas de la infidelidad de su pareja, puesto cuando recibía llamadas telefónicas de su primo, ella (su esposa) no contestaba y esto lo llevó a actuar de esa manera.