El revuelo enorme que ha causado la formalización de la alianza entre los partidos más institucionales del Perú, el APRA con casi un siglo de existencia y el PPC cercano al medio siglo; se explica porque es el esfuerzo más importante por conciliar dos doctrinas arraigadas y relevantes en la historia, la socialdemocracia que enarbola el APRA y el socialcristianismo que representa las banderas del PPC, esto si la mirada es objetiva; pero además en las próximas semanas veremos cuan impactante resulta en el espectro electoral esta decisión, tengo plena seguridad que será decisorio.
Mirar hacia adelante, dejar atrás agravios y ofensas, en pro de fortalecer la institucionalización de la política, es definitivamente un esfuerzo serio, al que sumamos la voluntad de ambas partes de cogobernar ciñéndose a la suma positiva del ofrecimiento de sus respectivas doctrinas, que debe verse reflejado en la propuesta de Plan de Gobierno; experiencias de alianzas similares han reflejado mayor desarrollo, estabilidad y crecimiento en países como Chile post Pinochet y Alemania post muro de Berlín.
Todos los oponentes han criticado con ferocidad está alianza, lo han hecho desnudando sus miedos y sus preocupaciones; el pragmatismo y el populismo, que tanto retrasa las verdaderas posibilidades de crecimiento de un país, ven aterrados que una opción seria, que reivindica la política, que compromete a sus principales figuras a participar directamente, que antepone el interés del Perú por encima de todo, se convierta en una extraordinaria alternativa, que posibilite sinceramente desarrollo para todos los peruanos, en especial a quienes más lo necesitan.
Prioridad en educación, en seguridad, en salud, en brindar oportunidades, en agricultura, en inversión, en infraestructura, etc., es el norte de una alianza moderna y comprometida con la población.
No a las falsas promesas… Si a la Alianza Popular.
Pedro Minaya Bazán
Primer Secretario General Regional del PPC