En el Mercado Modelo de Huaral hay un puesto de expendio de jugos, perteneciente a una señora de nombre Karina, que tiene como objeto de decoración, un acuario de atractivos pececitos ornamentales.
Sin embargo, en dicha pecera hay 3 o 4 tortuguitas que pasan todo el tiempo nadando porque las pobrecitas no tienen donde salir a descansar. La propietaria sostiene que “son tortugas de agua” y por eso debe creer que son como los peces. ¡Tremendo error!: las tortugas son reptiles anfibios y por mucho que haya especias muy adaptadas al agua, requieren estar fuera de ella, por eso los especialistas recomiendan peceras con espacios para tal fin.
Es muy importante entender que la tortuga debe tener un lugar seco donde tomar baños de sol a diario. Su salud general y la de su caparazón dependen del calcio. La absorción y metabolismo de él, requiere de los rayos UVA y UVB del sol. Una caparazón sana, lustrosa y dura se consigue con buena alimentación y exposición constante a los rayos solares.
Además, como todo reptil, las tortugas son de sangre fría y necesitan de calor externo para subir la temperatura de su cuerpo. La temperatura del agua debe mantenerse entre 20 y 28 grados con un calentador de acuarios.
Las tortugas de agua pueden pasar mucho tiempo bajo el agua sin respirar. Sobre todo cuando están dormidas, pero requieren estar un tiempo fuera del agua y la pecera en cuestión carece de dicho espacio, por lo que dichos animalitos están sufriendo un grave maltrato, ocasionado por el desconocimiento de la propietaria.
Urge que algún representante de la subgerencia de Medio Ambiente oriente este tipo de casos, para que la ley contra el maltrato animal no sea un saludo a la bandera, que al parecer será su triste destino, porque no se explica que no afecte las salvajes corridas de toros ni las peleas de gallos, a las inexplicablemente se consideran “actividades culturales”.
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